lunes, 30 de junio de 2014

PANCHITO HERNÁNDEZ (Calle)


Antes DORAMAS. 

En la entrada a este Blog correspondiente a la Calle ALCALDE SERVANDO BLANCO comentamos  que la construcción del antiguo Mercado Municipal como edificio singular motivó la definición de nuevas calles en su perímetro, y que esa calle de la fachada lateral de naciente del Mercado Municipal fue nominada en su primer momento calle Reyes Católicos, y ésta calle que ahora comentamos en la fachada lateral de poniente recibió la nominación de DORAMAS, al que siempre fue considerado el último jefe aborigen que fue muerto y enterrado en Arucas.

Conviene recordar que comentábamos en dicha entrada al Blog, aunque no podía asegurarse si intencionado o por azar, se guardó la simbología de la regla natural marcada por el astro solar, el principio al Este y el fin al Oeste, donde los Reyes Católicos representan el principio de una época y Doramas el final de otra. 

DORAMAS fue el jefe de un grupo de la resistencia canaria a la conquista castellana, que se ocultaba en el gran bosque de laurisilva que tomaría su nombre, y residía en una cuevas bastante inaccesibles situadas en el antiguo barranco de Aumastel, después conocido como barranco de Azuaje, próxima al caserío moyense que también lleva su nombre al naciente de la carretera de Moya a Fontanales.

Según las crónicas de la conquista, aún siendo de clase plebeya, ganó fama en el rechazo a los conquistadores liderando su guerrilla, más que tropa, por lo que el capitán castellano Pedro de Vera pone en marcha una campaña decisiva contra él. El 20 de agosto de 1481 se entabló una dura batalla en las proximidades de Arucas, donde Doramas cayó herido de una lanzada, falleciendo a continuación. Hay diferentes versiones sobre el lugar concreto de la batalla. Unos la sitúan en el Lomo de Arucas y otros junto al Camino Real a Gáldar, si bien también aquí surge la división de opiniones. Unos cerca del Portichuelo y otros en la inmediaciones de Trasmontaña.

Las crónicas de Agustín Millares narran que estando herido de muerte Doramas «… Sabido del caso por Vera y sus oficiales, se dispuso inmediatamente hacer alto y bautizarle, para cuya ceremonia, que él no podía comprender, llevaron agua de una fuente cercana en el casco de un soldado. Quiso entonces ser su padrino el mismo General y darle su propio nombre, todo lo cual, verificado sin el menor obstáculo y recibida el agua santa, el héroe expiró. Abriéronle un sepulcro en aquella montaña de Arucas, testigo de sus triunfos y de su derrota, y, entre canarios y españoles, levantaron un cerco que rodease su fosa, señalándola a las futuras generaciones con una humilde cruz...» (MILLARES TORRES, A., Historia de la Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1997, p. 175, Tomo I).

Es esta versión la que sustentaría el origen toponímico del pago aruquense de La Cruz, si bien el autor toma la versión de Abreu y Galindo: «Enterráronlo encima de las montañas los cristianos y algunos canarios que habian venido con él, que no lo habian querido dejar, y le hicieron un cercado en el mismo lugar donde esta enterrado y pusieron una cruz que está hoy allí ».

También aparece la referencia de la "cruz" en la petición de tierras que hace Juan de Ariñez al Consejo General el 23 de febrero de 1551, quien desde su condición de escribano debe adverar lo que manifiesta: «... un pedaço de tierra de sequero que es en la comarca de Arucas en un valle que esta debaxo del camino Real que va a Arucas por baxo de la cruz que a por linderos el barranquillo del desaguadero de Arucas y es enfrente de un corral  que solia ser colmenar que dizen de Adan Azedo en mitad del dicho valle de un cabo e de otro en que podra aver doze hanegadas ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998, p. 463).

Pero hay otras versiones distintas, y nos narra el capellán licenciado Pedro Gómez Escudero que su cabeza fue traída a la Ciudad: «El Gobernador hizo cortar la cabeza a Doramas y traerla puesta en una lanza, y hizo ponerla en la Plaza de el Real, que era la de San Antón» (GÓMEZ ESCUDERO, P.: Historia  de la conquista de la Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1936, p. 43), hecho que no es recogido por los otros cronistas.

Al margen de su lugar de enterramiento, conozcamos de su persona y atributos lo que compendia de las distintas crónicas una buena fuente (LOBO CABRERA, M.: La conquista de Gran Canaria. 1478-1483, Las Palmas de GC, 2012, pp. 161-163): 

«De él dicen que vivía en la montaña de su nombre, con la reputación que había ganado de valiente, habiéndose hecho capitán sin permiso del Guanarteme. En otro pasaje se dice que es hombre de gran cuerpo y mayores fuerzas y ánimo, temido y estimado entre los canarios; y se reitera que era valeroso, valiente y de grandes fuerzas, y que por su valor se había hecho señor del valle y montaña que llevaba su nombre. Hay quien añade que era hombre de grandes fuerzas, pero no de tanto cuerpo; su nombre significaba "narices", porque las tenía muy anchas. 

(...) De lo que sabemos de él, además de su valor, es que era de la categoría de los "trasquilados", es decir villano, hijo de otro de su mismo nombre, natural del reino de Telde, en Arguineguín. 

(...) A partir de 1478 los indígenas de los dos reinos quedaron unidos bajo un solo mando para derrotar al invasor, bajo la capitanía de guerra del valiente Doramas. Abreu nos comenta que empujado este por su valor personal, por su ingenio para estratagemas bélicas en un terreno como el de la isla, y auxiliado por un grupo de jóvenes, logró durante el bienio 1478-1480 una serie continuada de victorias sobre las huestes castellanas, y declinaron tras su muerte en la batalla de Arucas un 20 de agosto de 1481, pues era reconocido como gran guerrero,...». 

En los años setenta del pasado siglo, cuando se decide trasladar el grupo escultórico  "Doramas" de Jose Luis Marrero, antes situado en el centro de la fuente ubicada en la actual Plaza de la Constitución al Lomo de Arucas, uno de los lugares donde se supone pudo ser la histórica "batalla de Arucas", se toma el acuerdo plenario de nominar esta calle a PANCHITO HERNÁNDEZ, es una propuesta del cronista Juan Zamora Sánchez (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 118), nacida en la inmediatez del recuerdo por su fallecimiento, y posiblemente de la proximidad en la amistad. Surgió la propuesta para reconocer a un personaje del s. XX que prestó con la mejor de las elegancias servicios de transporte a personas, mercancías y medicamentos de urgencias, sin exigir contraprestación alguna en los históricos coches de hora que partían desde sus cocheras en la antigua calle El Sol hacia Las Palmas, cuando sólo habían al día uno o dos viajes públicos, lo que le hacían a su juicio acreedor para ello.

Eran tiempos en que «El acomodamiento del pasaje, cuando éste era mucho, era cosa divertida y curiosa. Era un arte de "estiva" en que eran maestros, por ejemplo, Panchito Hernández, Bruno Toledo, Clemente y José Antonio. El interior del coche estaba destinado preferentemente para las señoras viajeras y con unos "jágase pa llá, cristiana"; con unos "aquí no vamos a vivir"; con unos "Ay Mería, Cha Pina, no sea tan delicada, cristiana", colocaban, en el sitio de 10 o 12 personas, 15 o 20, amén de la gente del pescante y de su tabla, y, es más, si todavía quedaba alguno que otro, patrimonio suyo era la "paleta" (estribo trasero para subir al carruaje) y hasta en casos extremos, el techo del Charabán (que los de la "línea" de Agaete tenían dos bancos en él) o si no los tenían, tumbados "a la bartola" (pero bien agarrados, desde luego), sobre el tablaje del techo» (Arucas, Revista Gráfico - Literaria, Navidades, 1946).

Del charabán dice el DRAE que procede del francés "char-à-bancs", en castellano "carro con bancos" y su significado es «Coche de caballos descubierto, con dos o más filas de asientos», de donde surgieron después los de motor que hemos vitos en las fotografías antiguas junto a nuestro desaparecido Parque de San Sebastián (Fedac Fotografía 8499 - MAISCH, TEODORO ).

La personalización en Panchito Hernández lo era también representando a un colectivo de personas de todos los tiempos, que no tenían la exclusiva tarea de conducir el vehículo y "colocar" a su pasaje como mejor pudieran, sino que añadían al difícil oficio aquellos pequeños "mandados" de llevar o traer de la "suidad" recados o paquetes delicados, o medicinas que no habían en Arucas que en muchos casos eran de suma urgencia. Eran tiempos de muy pocos coches particulares, no pasaban de una docena, y donde los cocheros, después chóferes, se convertían en auténticos mensajeros de felicidad.



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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense




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