La calle que en los primeros momentos de su historia era el
pequeño atajo entre las ermitas de san
Juan y san Sebastián que luego
acogería también a san Pedro, cuyo
primigenio nombre anda perdido en la historia, a partir 1851 empieza a
conocerse popularmente como la calle DEL
RELOJ, por dar de frente a la torre que se construyera en la ermita
parroquial y donde se instalara el reloj que fuera utilizado como patrón para
medir las horas de las azadas de agua de la Heredad. Es en la actualidad la única calle de Arucas
dedicada a una saga o familia no estante entonces en la Villa.
Desde la perspectiva de
nuestros días, sus rótulos han ido y
venido, cómo de forma aparentemente casual, si bien las primeras variaciones lo
pudieron ser por un oculto interés económico, político y social, que
posiblemente, por estar inédita en el tiempo su pequeña historia, ha confundido
las decisiones más recientes en los cambios de su nominación, y que siendo
justos con la historia y los sentimientos, demandaría que volviera a rotularse
como DEL RELOJ.
El popular nombre de la calle DEL RELOJ, lo es a partir del acuerdo de la Heredad de Aguas
de Arucas y Firgas para la construcción de una nueva torre en el ángulo del Sur
de la fachada principal de la antigua ermita de San Juan Bautista, con el
objetivo de instalar en su remate un reloj, según nos lo documenta en su
cuaderno de notas el primer cronista:
«El reloj público
de la Heredad.- En sesión de 1º. de Abril de 1846, á propuesta de Don Miguel
Suárez Ponce, (Padre de D. Isidro Suárez) se acordó la construcción de la torre
del reloj, comisionándose para la ejecución de esta obra á Don Miguel Déniz
Miranda, administrador del Mayorazgo, á Don Germán Mujica, á Don Luis Ponce
Ponce y á Don Francisco González Rodríguez (padre de Don Bruno González
Castellano). Costó la Torre 77.668 rvon. (Es decir, 19.417 ptas.). El 1º.
Relojero fue el Pbro. D. Pedro Regalado Hernández nombrado el 13 de Abril de
1851, el cual ocupó este cargo hasta el 18 de Abril de 1852 en que se trasladó
á Las Palmas, nombrándose en su lugar á D. Rafael Henríquez (Padre de Don
Norberto Henríquez) Esta torre se acordó venderla á la Iglesia parroquial en
sesión de 13 de Junio de 1909. El nuevo reloj de la Heredad se instaló en la
casa de esta sociedad el año de 1912. (Me ha dado estos datos Don Teodoro
Rosales- Año de 1933).
Este reloj de
Arucas.- Traído en 1850, tiene esta inscripción: Made by Jonh Moore &
Sons.- Clerkenwell-London- 1849. Traducción: Hecho por Juan Moore e Hijos.
Clerkenwell.- Londres. 1849
El reloj de la
torre.- El día 2 de Junio de 1850 quedó en uso colocándose en la torre nueva el
hermoso reloj que se hizo venir del extranjero costeado por la Heredad de Aguas
de esta Villa (siendo su primer relojero el Pbro. D. Pedro Regalado Hernández).
Se acordó venderlo por 10.000 ptas. en sesión del Heredamiento fecha 13 de
Junio de 1909» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y
parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p.
100).
La información del diseñador y maestro de obras nos la aporta
también el cronista «Torre del reloj.- El
día 2 de Junio de 1846 se principió la torre nueva del reloj y se concluyó el
día 8 de Mayo del año siguiente, habiendo estado la obra parada un mes. Fue
costeada por el Heredamiento de aguas de esta Villa. Hizo el diseño D. Gregorio
Guerra Rodríguez, joven entonces de 30 años de edad, natural de esta Villa. (El
maestro de obra de esta torre fue D. Rafael Henríquez Marrero, padre de D.
Norverto Henríquez. Me lo dijo este Sr.) Tenía de alto 22 metros» (Obra citada, p. 98).
A partir de ese momento, desde la intersección de esta con la
actual calle León y Castillo
hasta el lado norte del actual Parque
de La Paz donde debió haber una plazoleta, era llamada DEL RELOJ y así aparece en el
otorgamiento de una licencia del extracto de acuerdos del mes de agosto de 1888
del Ayuntamiento: «Segundo: conceder á D.
José Andrés Castellano la autorización que solicita para reedificar la casa
terrera de su pertenencia que radica en la plazoleta
de la Iglesia, entre las calles del
Reloj y de los Canónigos, mejorando al efecto la fachada de la misma y
construyéndola de dos pisos en la forma que aparece del plano que acompaña».
En 1892 el ayuntamiento aprueba la nueva nominación de GOURIÉ en memoria de Alfonso Gourié
Álvarez-Conde fallecido dos años antes, desde la intersección con la actual calle León y Castillo hasta su
intersección con la actual calle
Párroco Cárdenes, manteniendo a
partir de aquí el nombre DEL RELOJ.
Resulta curiosa la nominación exclusiva con el apellido Gourié, que sin dudar que lo fuera en
recuerdo de Alfonso Gourié, parece que de alguna forma se pretendió desde el
ayuntamiento reconocer en favor de toda la saga de los Gourié, al no recoger el nombre completo del homenajeado. Pero más
sorprende aún que se eligiera para tal reconocimiento la calle DEL RELOJ, en una villa en expansión
hacia el sur y poniente con muchas calles que aún no habían sido nominadas en
esas fechas, cuando ni siquiera se había iniciado la construcción del nuevo templo.
La saga del apellido francés Gourié, se inició en la isla con la arribada de Francisco Rosalie Gourié y David, quien
llegó con lo puesto en una barca en compañía de Diego Swanston, quien se estableció en Las Palmas y tutelaría al
entonces joven Gourié a su vuelta de Tenerife, permitiéndole
prosperar con relativa facilidad ejerciendo como prestamista para terminar
perteneciendo a la burguesía comercial y atesorando cuadros y joyas. Sus
primeras propiedades en Arucas procederían de dicha actividad, cuando concede
un préstamo que hipotecan los bienes al alcalde Mateo de Matos Quintana, quien lo pidió para obtener dinero en
efectivo y defenderse de la denuncia del Marqués
del Buen Suceso por el llamado Motín de 5 de mayo de 1800, hipotecas que serían ejecutadas al quedar arruinado el alcalde
[Véase ALCALDE
MATEO DE MATOS QUINTANA (Calle)].
Del matrimonio Francisco
Rosalie Gourié con Juana
Álvarez-Conde y Vidal, nacieron Alfonso, Esteban, Emilia, Eduardo, Virginia
y Matilde. Fue el primogénito Alfonso
Gourié Álvarez-Conde nacido en 1810, quien adquiriría la mitad del Mayorazgo de Cerón el 20 de mayo de 1859
consistente en las fincas de Las Vegas,
El Arco, Vasco-López y Meleros. De
su matrimonio con Gregoria Marrero Yánez
tuvo dos hijos, Rosario y Francisco Gourié Marrero.
En 1881 Alfonso Gourié y Ricardo Suárez se asociaron para la
construcción de una fábrica azucarera y
un pequeño puerto de mar en Bañaderos
para el tránsito de la producción al de La
Luz por mar, sociedad que fracasó por desavenencias. Cuando el primero ya
estaba comprando la maquinaria de la fábrica en Arucas, buscó sumar otros
interesados para la explotación de la caña y el tabaco e ideó la creación de la
Sociedad Agrícola Industrial de Canarias,
invitándose a pequeños agricultores aruquenses a los que se ofertaba una cuarta
parte y el resto sería de inversores de Barcelona (sic), lo que parecía un
tanto sorprendente. La participación minoritaria y el que no se garantizara a
los futuros socios la compra de sus cosechas de caña con destino a la azucarera a precios de mercado,
así como la propia fórmula empresarial con domicilio en Barcelona con personas interpuestas, no terminó
de agradar a los otros cosechadores de caña de Arucas, quienes desistieron de
la oferta y construyeron sus propios trapiches para obtener azúcar.
La soledad en la que quedó Alfonso Gourié en su iniciativa
para la construcción de la Fábrica
Azucarera de San Pedro por la retirada de los pequeños propietarios de
plantaciones de caña dulce de Arucas, y la necesidad de recursos económicos,
obligó a un entendimiento con la viuda de Bruno
González Castellano, suegro de Ramón
Madan que sería Marqués de Arucas,
para así inaugurar la fábrica en 1884.
El 25 de marzo de 1890 se produce el fallecimiento repentino
de Alfonso Gourié, heredando sus hijos y tomando las riendas de la azucarera Francisco Gourié Marrero.
Como decíamos arriba, no deja de ser curiosa la elección de
esta calle DEL RELOJ para darle la
nominación de GOURIÉ, y más aún por
la circunstancia de que se perdía una denominación popular y, para que así no
fuera, se desdoblara en dos nominaciones. Más aún cuando es conocido que el
apellido Gourié durante muchos años
es, en sentido figurado, "la mano
que mece la cuna" de los políticos locales. A finales del siglo XIX Francisco Gourié Marrero está en el
escenario de la política en la capital insular donde tiene su domicilio, es militante
activo del partido "leonino"
cuyo jefe y líder Fernando León y
Castillo defiende en Madrid la supresión de los aranceles de entrada en
península para el azúcar canario que sólo traslada más beneficio a la empresa azucarera, y porque son los interesados correligionarios del extinto
Partido Viejo los que bajo la misma
bandera del "leonismo"
gobiernan el Ayuntamiento de Arucas. Es Francisco Gourié quien porta el cuadro de León y Castillo en el acto de homenaje realizado en Arucas como lo acreditan los documentos gráficos (Fedac - Fotos Antiguas REF 8448), acto aprobado por la sesión municipal del 28 de febrero de 1892, después de haberse aprobado también nominar esta calle como GOURIÉ.
¿Qué interés podía
existir en desplazar el nombre DEL RELOJ?
Sólo habían pasado escasamente 42 años
desde la instalación del reloj de la Heredad, hito de suma importancia para los muchos que
precisaban de aguas de riego medidas a tiempos justos para vendedor y comprador. Pudiera ser que su continua mención refrescara
permanente algunas historias, y ello desagradara. Cuando se "maneja la tramoya"
y a las personas como si de marionetas se tratara, resulta difícil conocer que intencionalidad tiene el movimiento que realiza quien mueve los hilos y las razones que le llevan
a ello. Es el arte de las transformaciones y los prodigios.
A modo de ensayo y con la perspectiva que permite la retrovisión, leamos lo que se ha escrito de las juntas
que se celebraron en la Heredad de Aguas para la construcción de la torre y
colocación del reloj, de forma cronológica según se escribieron.
El primer cronista de Arucas dejó escrito a su muerte en 1952
una simple reseña, sin mayores datos: «El martes, 2 de
junio de dicho año fue empezada la torre del reloj, costeada por el
Heredamiento de aguas de esta Villa, conforme al dibujo que trazó el profesor
D. Gregorio Rodríguez Guerra, paisano nuestro. Tenía de alto 22 varas,
concluyéndose el 8 de mayo del siguiente año. El reloj comenzó a funcionar el 2
de junio de 1850. Fue su primer relojero Don Pedro Regalado Hernández, ya
citado» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia
de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 136).
El segundo cronista a su muerte en 1966 nos deja
escrito algo más, pues nos dice de
algunos que se oponían a la instalación del reloj: «Ocasionaba todo esto una constante discusión entre acequieros y
regantes, y una imperfecta distribución de las aguas. D. Miguel Suárez Ponce
concibió la idea de acabar con estas
majaderias y, en la Junta General de 1 de Marzo de 1846, presidida por el
Alcalde D. Antonio José Ponce Ponce, propuso la edificación en ella de un reloj
público adosado al frontis de la iglesia parroquial de S. Juan Bautista para
que las operaciones de aguas no se
rigiesen por los caprichos ni por los relojes particulares, sino por las
indicaciones de este señor reloj.
(...) Algunos herederos, forasteros de vecindad,
a quienes interesaba poco el asunto por tener sus aguas arrendadas y estar, por
ello, ausentes de todas estas inconveniencias que corrían a cargo de sus
arrendatarios, elevaron el acuerdo ante el Jefe Político de la Provincia
(Gobernador Civil), pretextando haber sido tomado sin estar expresamente
incluido en la convocatoria. Dicha Autoridad se dirigió a la Heredad, ordenando
su suspensión y la de las obras que se habían comenzado, y hasta nueva
determinación.
(...) Finalmente, el oponente Melián dijo que la razón principal que ellos tenían para
oponerse era el temor de que la fábrica de la torre y compra del reloj agotase
los fondos del secuestro, y entonces hubiese que recurrir al bolsillo
particular de cada quisque para los gastos de la Heredad» (ROSALES
QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de
Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, pp. 102-105).
El tercer cronista
en un artículo publicado en el Eco de Canarias del 8 de agosto de 1968, ya parece aventurarse más en calificar a los
oponentes: «El proyecto tuvo sus
naturales enemigos, los
"arrendadores" de aguas que, como es lógico, no sentían interés por
la normalidad de tal servicio, por aquello de que "a río
revuelto..." y acudieron al Jefe Político, cargo equivalente al del
Gobernador Civil de hoy, para obstaculizarlo al máximo, pero nada en concreto
lograron ya que la "Torre del Reloj" se empezó aquel mismo año y al
poco tiempo se daba por terminada. Su coste alcanzó la suma de setenta mil
reales de vellón que traducido en pesetas llegaban a unas veinte mil» (ZAMORA
SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista,
compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 292).
Por último, el escritor que investigó la función social de la
Heredad, no entra en el detalle de lo acontecido en las juntas, ni reparó en las sucesivas nominaciones que ha tenido la calle: «En la sesión de 1 de marzo de 1846, se
acuerda construir con los fondos del Secuestro del Heredamiento, una torre en
la parte sur del frontis de la Iglesia Parroquia1 y colocar un reloj grande en
la parte más alta de la misma para regular la distribución de las aguas. (...)
La
calle que confluye a dicha torre, se llamó desde entonces del Reloj, de tan grato y enternecedor recuerdo para
los aruquenses. El reloj de la Iglesia acompasaba la vida del pueblo desde la
altura» (RIZKALLAL SANTANA, E.: Función
social de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas a través de su historia,
Las Palmas de GC, 1990, p. 103).
Hemos de esperar al año 2013 para conocer lo que se cuenta
por una persona para un concurso de relatos, que escribe otra, tratando la
transcripción de las actas de esas Juntas de la Heredad en 1846, y así conozcamos quienes fueron los que se opusieron a la colocación del reloj:
«En dicha junta,
comentó don Miguel Suárez Ponce, persona afable y conocedora de los problemas
que se padecían en aquellos tiempos. —"Este pueblo, tiene la necesidad, de
un reloj, en donde todos podamos tener
una sola hora; en donde todos nos podamos regir por ella: trabajadores,
colegios, iglesias, fábricas, horarios para aguas, misas, entierros, etc..,
porque no nos ponemos de acuerdo...".
(...) Declarandose
suficientemente disentido este punto, se paso a votación las propuestas de unos
y otros, por lo cual el Sr. Presidente pide que los que están a favor del Sr.
D. Miguel Déniz se pongan en pie, y lo que están a favor de don Julián torón
que permanezcan sentados. Componiendo esta junta ciento cincuenta y cinco
personas, tan solo se quedan sentadas diez personas: don Antonio Navarro, don
Juan Antonio Guerra, don Juan Gabriel González, vecino de Firgas, don Antonio Sicilia, don Juan Melián y Caballero,
apoderado del Sr. Marqués del Buen
Suceso, don Mariano Collina, apoderado
de don Benigno Mandillo y doña Virginia Gourié de Mandillo, don Julián
Torón, vecino de Las Palmas de Gran Canaria, representante del Sr. Conde de La Vega Grande, don Pedro Moreno
Lezcano, don José Suárez y González y don Agustín Suárez, vecino de Teror, representante de don Agustín Manrique. La mayor parte de ellos eran representantes
de Herederos, por lo cual no podían tomar decisiones propias, ya que solo eran
administradores de altas personalidades de esta provincia».(ALONSO CASTELLANO, J. Y SANTIAGO HENRÍQUEZ, P.: "El
reloj de la torre de la iglesia. Arucas en la historia", Rescatando la memoria. XIII Concurso de Relatos
Cortos, Las Palmas de GC, 2013, pp. 69-78).
Conocemos ahora de esas personas que se opusieron y hemos
destacado en bastardilla los más relevantes que se les presupone grandes
disponibilidades económicas entonces y a los restantes por su proximidad a los anteriores, cuya preocupación no sería precisamente
que se agotaran los recursos económicos del Secuestro de la Heredad. Más bien, que fuera
un reloj público quien arbitrara cuantas horas de agua o azadas habían pasado
por las cantoneras y acequias para los regadíos, y a ellos hemos de adjudicar los
calificativos no personalizados por el segundo y tercer cronista que antes
hemos reproducido.
Además hemos de llamar la atención sobre los representados Benigno Mandillo, primer médico matriculado con residencia en el
Trapiche, y su mujer Virginia Gourié de
Mandillo, hermana de Alfonso Gourié Álvarez-Vidal vivo en ese año y tía de Francisco
Gourié Marrero. Se puede creer en las casualidades, pero nosotros no
apostaríamos porque así fuera, y algo nos sugiere los "va y viene" de las nominaciones posteriores.
Cuando se inició la Segunda República, el Ayuntamiento toma
el acuerdo de volver a dar a la misma calle la nominación de RELOJ, también probablemente por las malas relaciones laborales que se
tenían con un patrón, descendiente de la saga de los Gourié considerado un "cacique" como sus ancestros, y que más tarde
sería denunciado a la Guardia Civil por provocaciones con armas de fuego durante la huelga de los
jornaleros de Arucas en mayo de 1936.
Poco va a durar este rótulo, pues llegada la dictadura
franquista, vuelve la tan traída calle a cambiarse su nominación para que pase
a llamarse de nuevo GOURIÉ.
Aprobada la Constitución Española, el pleno de 24 de abril de
1981 dentro del cambio masivo de nominaciones de calles, vuelve a restablecer
para la misma el nombre de RELOJ, que
volvería a ser cambiada con posterioridad para quedar de nuevo en GOURIÉ, tal como la encontramos en la
actualidad.
Convendría de una vez por todas, restituir en esta calle su
primigenio nombre DEL RELOJ en toda
su longitud y si en la voluntad de la corporación está en seguir respetando el
deseo de aquella corporación de 1892 que le dio el nombre de GOURIÉ, que busque
otra calle a tal fin, o que se den por satisfechos con el reconocimiento que se
les hace en el Jardín de Gourié, nominación como en muchas ocasiones es nombrado el Parque Municipal sin que regalaran un duro cuando se compró, pues ceder para alcanzar un acuerdo cuando se está en las puertas de una presunta bancarrota no es dar, ni si quiera en un expediente de expropiación que fija el justiprecio.
En esta calle se rehabilitó un inmueble de la familia Blanco
para realizar la fachada principal de la Casa
de la Cultura, para lo cual fueron utilizadas las piedras que componían la
sillería de la casa que tenía en la calle
Sol, hoy calle Pedro Marichal, el
inquisidor Blas González Pérez, que
fuera alcalde en 1661 y que el ayuntamiento conservó cuando la misma fue
demolida por un particular (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las
Palmas de GC, 2003, p. 248).
__________________
Fuente: "Calles con
historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos.
El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia
aruquense
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