Antes PARQUE DE SAN SEBASTIÁN, PLAZA
DE LEÓN Y CASTILLO, PLAZA DE ANTONIO JIMÉNEZ MARTÍN, PLAZA DE LA REPÚBLICA,
PLAZA DE SAN SEBASTIÁN.
Sólo
enumerar y significar las rotulaciones que ha tenido esta plaza, actual centro
urbano de la Villa y de la Ciudad, nos narra secuencialmente el devenir
histórico, donde se escriben y describen fórmulas de gobierno, ideologías,
autobombos, intereses económicos y fobias.
Sorprendería como testimonio ilustrativo del comportamiento de los grupos dominantes en todo momento, que imponen desde el poder que ostentan el nombre con el que ha de ser conocido un lugar por los grandes "invisibles" de la historia, la gran mayoría silenciosa del pueblo, que siempre terminará por conocerlo como LA PLAZA por antonomasia, porque si hay algo que no ha cambiado en algo más de dos siglos, es lo que representa para la ciudad su centro geográfico a partir del último cuarto del siglo XIX, que desgraciadamente ha perdido su poder de atracción por el efecto mediático de los intereses comerciales y urbanísticos. Intentaré explicar y aproximar a la gran cantidad de rótulos, que si todos se conservaran, podrían decorar el piso de la misma.
En lo más remoto de nuestra historia escrita, el lugar era donde se ubicaba la segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN edificada por Fernando de Armas Troya en 1669 (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, p. 212), y reconstruida por el Capitán Don Alonso de Múxica, según manifestaba el 25 de octubre de 1724 el propio hijo del primero, el aruquense Canónigo Maestrescuela de la Catedral José Álvarez de Castro: « Y su Merced a el devoto que se ha hecho cargo que es el Capitán Don Alonso de Múxica de reedificar dicha iglesia con su solicitud, limosna y vesinos, le dio las gracias. Y suplicó continuase a acabarla con su buen selo y cuidado y io firmo su Merced; y en cuanto a los hornamentos y vienes, asi del Sr. San Sebastián como del Sr. San Cayetano, luego que este la ermita acabada y colocada en ella los Santos ya dichos se restituyan en dicha ermita» (Obra citada, p. 260).
Conviene aclarar que la ubicación de la primigenia ERMITA DE SAN SEBASTIÁN lo fue en las proximidades de lo que hoy llamamos El Terrero, construida por el albacea Juan Mansel dando cumplimiento al mandato testamentario de Juan de Çamora y en las tierras que fueron de éste.
El estado de ruina abandono de la reconstruida segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN por la desidia de los administradores del Mayorazgo de Arucas, desde que el 25 de febrero de 1829 el Obispo Martínez concedió licencia para que el Mayorazgo la adquiriera la Ermita y tomara también la advocación de San Pedro Apóstol, que impedía la realización en la misma de cualquier culto, obligará a que la corporación municipal presidida por Luis Ponce y Ponce el 11 de octubre de 1868 tomara el acuerdo de demoler la ermita de San Sebastián, que ya había autorizado la Junta Superior al considerarla de interés general para la construcción de las nuevas Casas Consistoriales, iniciándose su derribo el 19 de octubre de 1865 cuando ya era propiedad indivisa de los compradores de los bienes del Mayorazgo Bruno González Castellano y Alfonso Gourié Álvarez.
La demolición no comportó la pérdida de la identidad del lugar para los vecinos, pues además la convergencia en la ermita de las imágenes de san Pedro y san Sebastián, motivaría que la calles que en ella convergen recibieran el nombre de dichos santos, el primero para la actual calle Barranquillo y el segundo para la actual calle León y Castillo.
En 1875, siendo alcalde Antonio González y González, se acomete la transformación del que sería el nuevo centro urbano de la ciudad que crecía hacia el Poniente y Sur, con la compra de muchos solares de la finca de El Mirón por parte de particulares, encomendándose a José Antonio López Echegarreta el proyecto de construcción de las nuevas Casas Consistoriales del Ayuntamiento en la vieja Casa del Pósito, la plantación de laureles de Indias en el soleado terreno de la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN, que ocupaba el solar de la vieja ermita y que así fue llamada, y el edificio del Mercado Municipal, que sería construido sobre un solar adquirido a los propietarios de la mencionada finca.
Con el alcalde Pedro Marichal en los últimos años del s. XIX, la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN sería rematada con un proyecto de planta casi cuadrangular, formando un parque cerrado, con pavimentos y cerramientos de piedra de cantería, rematada con rejería de hierro y florones en las pilastras. Dado que el solar era en plano inclinado, la fachada Sur hacia la calle León y Castillo quedaría rematada con dos escalinatas de siete pasos de piedra. Se dejaron los huecos circulares de los viejos laureles de Indias y se plantaron dos más. En el lateral Este y la fachada Norte se construyeron dos pequeñas calles que la separaban de las edificaciones inmediatas y permitir el acceso de carros a ellas.
En 1892 y en reconocimiento a la valiosa mediación del político Fernando de León y Castillo para la supresión de la franquicia de los azúcares canarios a su entrada en la Península, el ayuntamiento acordó dar a la entonces calle Real su nombre, e igualmente llamar así a la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO como continuación de la calle de su nombre.
Esta rotulación de la plaza lo era exclusivamente para la amplia superficie que quedó entre la fachada del Mercado Municipal y la nueva alineación de la calle León y Castillo, hasta el inicio de la calle Francisco Gourié entonces llamada Camino Real, no afectando por tanto a la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN cuya denominación se mantuvo para el parque allí construido.
Aunque no hay certezas de este hecho, parece que desde el nombramiento del primer Alcalde con la Segunda República en 1931, Rafael Diaz Batista o quien le sustituyó a su fallecimiento Nicolás Lorenzo Fernández, se rotuló como PLAZA DE LA REPÚBLICA, aunque no quedó claro si desaparecía también el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO.
Unos años después, probablemente en 1943, ya instaurada la dictadura franquista, es rotulada como PLAZA DE ANTONIO JIMÉNEZ MARTÍN, que se corresponde con el nombre del alcalde o presidente de la Gestora Municipal que el 18 de julio de 1936 se hizo cargo de la administración municipal tras la destitución del alcalde constitucional Juan Doreste Casanova. Se incorporó a la División Azul donde perdió la vida en Rusia el 5 de marzo de 1942 según comunicó a su familia el Jefe de la División, General Agustín Muñoz Grandes.
Bien fuera porque no estaban los tiempos para hacer rótulos o porque no arraigaron los dos cambios anteriores, prevaleció al menos popular y oficiosamente el nombre anterior PARQUE DE SAN SEBASTIÁN que se recuperó exclusivamente para el cuadrado que conformaba el cerramiento del parque, sin que quedara nada claro si también se recuperó el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO.
Durante muchos años de la primera mitad del s. XX, este parque fue conocido popularmente como PARQUE DE LOS GANSOS, no porque en él viviera o estuviera este ave, sencillamente porque allí paraban los "ociosos" que no se les conocía ocupación, algunos a la espera de que le hicieran algún encargo o "mandado", expresión con la que se conocía la acción de llevar alguna compra o paquete a cualquier lugar. Su estratégica ubicación frente al mercado, al lado del ayuntamiento y junto a la antigua parada de los "coches piratas" que salían para Las Palmas un poco antes que los coches amarillos para quitarles el pasaje que esperaba en las paradas, facilitaba este oficio. No obstante, como antes decía, los más que por allí deambulaban, o más bien se recostaban durante horas en los bancos de madera, eran los ociosos de profesión, pocos amigos de darle utilidad al cuerpo.
En 1967 siendo alcalde Francisco Ferrera Rosales se acuerda la demolición del PARQUE DE SAN SEBASTIÁN desde la perspectiva de realzar los edificios de las Casas Consistoriales, acuerdo que mereció las mayores críticas populares porque suponían la pérdida de parte de un conjunto urbano que significó el inicio de la gran renovación urbana del casco histórico de la ciudad a finales del s. XIX y principios del s. XX. La pretensión del realce de los edificios colindantes pudo haberse conseguido tan sólo con la tala de los laureles de Indias, pero en una borrachera de poder se cometió este irreparable error histórico.
En el lugar fue construida un fuente luminosa, que con posterioridad se remató con un conjunto escultórico en memoria de "Doramas" del escultor aruquense José Luis Marrero, fuente que siempre fue una charca por los exigentes cuidados que merecía este amueblamiento urbano al que el ayuntamiento poco dedicó.
Ya en el final de esta pequeña historia recibió el nombre de LA CONSTITUCIÓN a partir del momento en que fue refrendada la Constitución Española de 1978, como norma suprema del ordenamiento jurídico del Reino de España, a la que están sujetos los poderes públicos y los ciudadanos de España, en vigor desde el 29 de diciembre de 1978.
La Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada por el Rey el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año. La promulgación de la Constitución implicó la culminación de la llamada Transición Española, que tuvo lugar como consecuencia de la muerte el 20 de noviembre de 1975 del anterior Jefe del Estado, el General Francisco Franco, precipitando una serie de acontecimientos políticos e históricos que transformaron el anterior régimen franquista en un Estado Social y Democrático de Derecho, bajo la forma política de Monarquía Parlamentaria.
Con posterioridad, siendo alcalde Froilán Rodríguez Díaz, se proyecta el espacio actual que a modo de antesala de las Casas Consistoriales, cumple también la función de plataforma escénica o tribuna para la celebración de actos públicos, pero que nunca llegará a ser lo que representó urbanísticamente el Parque de San Sebastián.
Sorprendería como testimonio ilustrativo del comportamiento de los grupos dominantes en todo momento, que imponen desde el poder que ostentan el nombre con el que ha de ser conocido un lugar por los grandes "invisibles" de la historia, la gran mayoría silenciosa del pueblo, que siempre terminará por conocerlo como LA PLAZA por antonomasia, porque si hay algo que no ha cambiado en algo más de dos siglos, es lo que representa para la ciudad su centro geográfico a partir del último cuarto del siglo XIX, que desgraciadamente ha perdido su poder de atracción por el efecto mediático de los intereses comerciales y urbanísticos. Intentaré explicar y aproximar a la gran cantidad de rótulos, que si todos se conservaran, podrían decorar el piso de la misma.
En lo más remoto de nuestra historia escrita, el lugar era donde se ubicaba la segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN edificada por Fernando de Armas Troya en 1669 (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, p. 212), y reconstruida por el Capitán Don Alonso de Múxica, según manifestaba el 25 de octubre de 1724 el propio hijo del primero, el aruquense Canónigo Maestrescuela de la Catedral José Álvarez de Castro: « Y su Merced a el devoto que se ha hecho cargo que es el Capitán Don Alonso de Múxica de reedificar dicha iglesia con su solicitud, limosna y vesinos, le dio las gracias. Y suplicó continuase a acabarla con su buen selo y cuidado y io firmo su Merced; y en cuanto a los hornamentos y vienes, asi del Sr. San Sebastián como del Sr. San Cayetano, luego que este la ermita acabada y colocada en ella los Santos ya dichos se restituyan en dicha ermita» (Obra citada, p. 260).
Conviene aclarar que la ubicación de la primigenia ERMITA DE SAN SEBASTIÁN lo fue en las proximidades de lo que hoy llamamos El Terrero, construida por el albacea Juan Mansel dando cumplimiento al mandato testamentario de Juan de Çamora y en las tierras que fueron de éste.
El estado de ruina abandono de la reconstruida segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN por la desidia de los administradores del Mayorazgo de Arucas, desde que el 25 de febrero de 1829 el Obispo Martínez concedió licencia para que el Mayorazgo la adquiriera la Ermita y tomara también la advocación de San Pedro Apóstol, que impedía la realización en la misma de cualquier culto, obligará a que la corporación municipal presidida por Luis Ponce y Ponce el 11 de octubre de 1868 tomara el acuerdo de demoler la ermita de San Sebastián, que ya había autorizado la Junta Superior al considerarla de interés general para la construcción de las nuevas Casas Consistoriales, iniciándose su derribo el 19 de octubre de 1865 cuando ya era propiedad indivisa de los compradores de los bienes del Mayorazgo Bruno González Castellano y Alfonso Gourié Álvarez.
La demolición no comportó la pérdida de la identidad del lugar para los vecinos, pues además la convergencia en la ermita de las imágenes de san Pedro y san Sebastián, motivaría que la calles que en ella convergen recibieran el nombre de dichos santos, el primero para la actual calle Barranquillo y el segundo para la actual calle León y Castillo.
En 1875, siendo alcalde Antonio González y González, se acomete la transformación del que sería el nuevo centro urbano de la ciudad que crecía hacia el Poniente y Sur, con la compra de muchos solares de la finca de El Mirón por parte de particulares, encomendándose a José Antonio López Echegarreta el proyecto de construcción de las nuevas Casas Consistoriales del Ayuntamiento en la vieja Casa del Pósito, la plantación de laureles de Indias en el soleado terreno de la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN, que ocupaba el solar de la vieja ermita y que así fue llamada, y el edificio del Mercado Municipal, que sería construido sobre un solar adquirido a los propietarios de la mencionada finca.
Con el alcalde Pedro Marichal en los últimos años del s. XIX, la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN sería rematada con un proyecto de planta casi cuadrangular, formando un parque cerrado, con pavimentos y cerramientos de piedra de cantería, rematada con rejería de hierro y florones en las pilastras. Dado que el solar era en plano inclinado, la fachada Sur hacia la calle León y Castillo quedaría rematada con dos escalinatas de siete pasos de piedra. Se dejaron los huecos circulares de los viejos laureles de Indias y se plantaron dos más. En el lateral Este y la fachada Norte se construyeron dos pequeñas calles que la separaban de las edificaciones inmediatas y permitir el acceso de carros a ellas.
En 1892 y en reconocimiento a la valiosa mediación del político Fernando de León y Castillo para la supresión de la franquicia de los azúcares canarios a su entrada en la Península, el ayuntamiento acordó dar a la entonces calle Real su nombre, e igualmente llamar así a la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO como continuación de la calle de su nombre.
Esta rotulación de la plaza lo era exclusivamente para la amplia superficie que quedó entre la fachada del Mercado Municipal y la nueva alineación de la calle León y Castillo, hasta el inicio de la calle Francisco Gourié entonces llamada Camino Real, no afectando por tanto a la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN cuya denominación se mantuvo para el parque allí construido.
Aunque no hay certezas de este hecho, parece que desde el nombramiento del primer Alcalde con la Segunda República en 1931, Rafael Diaz Batista o quien le sustituyó a su fallecimiento Nicolás Lorenzo Fernández, se rotuló como PLAZA DE LA REPÚBLICA, aunque no quedó claro si desaparecía también el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO.
Unos años después, probablemente en 1943, ya instaurada la dictadura franquista, es rotulada como PLAZA DE ANTONIO JIMÉNEZ MARTÍN, que se corresponde con el nombre del alcalde o presidente de la Gestora Municipal que el 18 de julio de 1936 se hizo cargo de la administración municipal tras la destitución del alcalde constitucional Juan Doreste Casanova. Se incorporó a la División Azul donde perdió la vida en Rusia el 5 de marzo de 1942 según comunicó a su familia el Jefe de la División, General Agustín Muñoz Grandes.
Bien fuera porque no estaban los tiempos para hacer rótulos o porque no arraigaron los dos cambios anteriores, prevaleció al menos popular y oficiosamente el nombre anterior PARQUE DE SAN SEBASTIÁN que se recuperó exclusivamente para el cuadrado que conformaba el cerramiento del parque, sin que quedara nada claro si también se recuperó el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO.
Durante muchos años de la primera mitad del s. XX, este parque fue conocido popularmente como PARQUE DE LOS GANSOS, no porque en él viviera o estuviera este ave, sencillamente porque allí paraban los "ociosos" que no se les conocía ocupación, algunos a la espera de que le hicieran algún encargo o "mandado", expresión con la que se conocía la acción de llevar alguna compra o paquete a cualquier lugar. Su estratégica ubicación frente al mercado, al lado del ayuntamiento y junto a la antigua parada de los "coches piratas" que salían para Las Palmas un poco antes que los coches amarillos para quitarles el pasaje que esperaba en las paradas, facilitaba este oficio. No obstante, como antes decía, los más que por allí deambulaban, o más bien se recostaban durante horas en los bancos de madera, eran los ociosos de profesión, pocos amigos de darle utilidad al cuerpo.
En 1967 siendo alcalde Francisco Ferrera Rosales se acuerda la demolición del PARQUE DE SAN SEBASTIÁN desde la perspectiva de realzar los edificios de las Casas Consistoriales, acuerdo que mereció las mayores críticas populares porque suponían la pérdida de parte de un conjunto urbano que significó el inicio de la gran renovación urbana del casco histórico de la ciudad a finales del s. XIX y principios del s. XX. La pretensión del realce de los edificios colindantes pudo haberse conseguido tan sólo con la tala de los laureles de Indias, pero en una borrachera de poder se cometió este irreparable error histórico.
En el lugar fue construida un fuente luminosa, que con posterioridad se remató con un conjunto escultórico en memoria de "Doramas" del escultor aruquense José Luis Marrero, fuente que siempre fue una charca por los exigentes cuidados que merecía este amueblamiento urbano al que el ayuntamiento poco dedicó.
Ya en el final de esta pequeña historia recibió el nombre de LA CONSTITUCIÓN a partir del momento en que fue refrendada la Constitución Española de 1978, como norma suprema del ordenamiento jurídico del Reino de España, a la que están sujetos los poderes públicos y los ciudadanos de España, en vigor desde el 29 de diciembre de 1978.
La Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada por el Rey el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año. La promulgación de la Constitución implicó la culminación de la llamada Transición Española, que tuvo lugar como consecuencia de la muerte el 20 de noviembre de 1975 del anterior Jefe del Estado, el General Francisco Franco, precipitando una serie de acontecimientos políticos e históricos que transformaron el anterior régimen franquista en un Estado Social y Democrático de Derecho, bajo la forma política de Monarquía Parlamentaria.
Con posterioridad, siendo alcalde Froilán Rodríguez Díaz, se proyecta el espacio actual que a modo de antesala de las Casas Consistoriales, cumple también la función de plataforma escénica o tribuna para la celebración de actos públicos, pero que nunca llegará a ser lo que representó urbanísticamente el Parque de San Sebastián.
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Fuente: "Calles con
historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos.
El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos
: el desflorillado de la historia aruquense
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