Antes
FEDERICO DÍAZ BERTRANA y PLAZA DE LA IGLESIA.
En la antigüedad los lugares públicos ubicados
ante las puertas de las ermitas, eran conocidos como PLAZA DE LA IGLESIA. Para
dirimir o resolver las causas o conflictos de derechos entre vecinos, se convocaban
a los vecinos, hombres libres, en las puertas de la iglesia o en los mercados,
dirigidos por un representante del Rey. De estos antiguos fueros y costumbres,
cuando se institucionalizó la justicia en tiempos anteriores a la Conquista de
la isla, el rey al consolidar su poder creó las Audiencias para la
administración de la justicia, y en los lugares y villas se encargaron de la
justicia ordinaria en un principio los alcaldes de fuero, y después como es el
caso del Lugar de Arucas, los
alcaldes de salario llamados Alcaldes
ordinarios que eran elegidos anualmente por los regidores, en uso de las
facultades concedidas por el Rey.
Igualmente las
puertas de las iglesias era el lugar donde se pregonaban los repartimientos de
tierras en la isla, con el fin de que fuera conocido por los vecinos, no fuera
que alguien se opusiera a la data por estar en posesión de dichas tierras, como
es el ejemplo que reproducimos de una data solicitada por el regidor Zoilo
Ramírez en 1544: «E en Arucas paresçe que
fue publicada a la puerta de la yglesia
del dicho lugar a ocho dias de Junio e del dicho año e no ovo contradiçion.
E por los dichos señores gobernador de Regidores visto dixeron que le davan e
dieron las dichas tierras que pide de sequero syn perjuizio de terçero e con
las condiçiones de las tierras de sequero e mandaron que se le de título
dellas» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos
de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998, p. 175).
El
11 de marzo de 1558 visitaba la parroquia de Arucas el obispo Diego de Deza, y entre
los mandatos que dejó encontramos dos referidos a los usos públicos de este lugar con pena
de excomunión. El primero prohibiendo la juntas de vecinos «Por cuanto su Rvma. señoría fue informado que
en la puerta de la dicha iglesia en los días de domingos y fiestas de guardar se juntan vecinos y hacen audiencia
y hay voces, grito y alboroto, los cuales son en desacato de la dicha iglesia
y su Santo Sacramento que en ella está, mandó que de aqyuí adelante no se haga so pena de excomunión».
Un siglo después, el carácter público que recibía la puerta de la iglesia, convocaba a un innumerable número de "trezeneras" y otros mercaderes, que tomaban la iglesia para su descanso, no agradando a los párrocos. «Entre tanto se fueron introduciendo en nuestra Parroquia varios abusos. Las señoras habían adoptado la costumbre de sentarse en el presbiterio. Los alcaldes volvieron a hacer justicia pública en la plaza de la iglesia, en los días de fiesta» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 86).
Es así como en la primera visita del Obispo Cristóbal de la Cámara y
Murga al lugar de Arucas el 12 de
noviembre de 1628, siendo párroco Juan Pérez de Ojeda, dicta dos severos
mandatos. El primero a las que mujeres que descansaban en la iglesia: «Que atento y constando que algunas mujeres mientras la misa y
otros oficios divinos se sientan en la
capilla mayor contra lo dispuesto en el concilio Toledano, pena de excomunión mayor latae sententiae y
tres ducados aplicados a la iglesia del señor San Juan de este lugar...».
Y el segundo, al alcalde o ministros suyos «Que atento que muchas personas
temerosas de la justicia que se suele ejecutar en ellas los domingos y días
festivos no aducen a misa y a otros
divinos oficios se les advierte y siendo necesario en virtud de santa obediencia, se les manda al señor alcalde o alcaldes
o ministros suyos que en tales días no hagan semejantes justicias, pues
además de estas así determinado en derecho pueden en otros hacerlo, y no lo
cumpliendo proceda el cura que es o fuere contra ellos con censuras hasta
declararlas» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ,
J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista
de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 105).
Y así fue conocida durante siglos la calle inmediata a la entrada principal
de la iglesia, hasta que en tiempos de la dictadura franquista bajo el mandato del
alcalde Francisco Ferrera Rosales, se adopta el acuerdo de nominar esta calle y
su prolongación hasta el ángulo norte de la Plaza
de San Juan como FEDERICO DÍAZ BERTRANA,
presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, en reconocimiento por el apoyo económico
que esta administración prestó a la construcción de la Torre Mayor o Campanario de
la iglesia, de quien damos más datos en la actual Calle
FEDERICO DÍAZ BERTRANA.
Tras la aprobación de
la Constitución, considerándose desproporcionada esta nominación, el pleno celebrado
el 24 de abril de 1981 toma el acuerdo de nominar esta calle en memoria del PÁRROCO CÁRDENES, quien había sido el impulsor
de la construcción del nuevo templo, y su prolongación hasta el ángulo norte de
la Plaza de San Juan sería nominada
calle Arquitecto Vega March autor
del proyecto del nuevo templo.
Francisco Cárdenes Herrera (Valleseco 1865 - Arucas 1943), le ordenó de Presbítero en La Laguna el Iltmo. Sr. Torrijos el 20 de Septiembre de 1889, celebrando su primera misa en su pueblo natal el día 29 del mismo mes y año. Fue coadjutor de la parroquia de Arucas en 1895, nombrado párroco interino en 1896 y posteriormente confirmado en su cargo, siendo el gran impulsor de la construcción de la nueva iglesia en 1909 como ya se ha dicho, retomando un viejo proyecto de finales del siglo XIX cuyos fondos recaudados fueron destinados al arreglo de la casa parroquial por decisión del obispo. Está enterrado en la capilla del Carmen.
Aunque el gran mecenas de la construcción de la nueva iglesia es Francisco Gourié, se tiene la total seguridad que sin el impulso, constancia y empeño que puso el Párroco Cárdenes en el proyecto, posiblemente no hubiera avanzado en su consecución, pues fue decisivo en convencer al primero para que se sumara a esta causa, adulándole cuando se hizo necesario y teniendo que lidiar además los problemas surgidos con el Marqués de Arucas cuando se decidió el lugar de construcción del templo.
Además del esfuerzo y voluntad personal en la construcción de un templo que no llegó a ver totalmente terminado al no acabarse la Torre Mayor o Campanario, donó a la parroquia, además de la casa que tenía en la calle de los Canónigos, la imagen de piedra blanca de san José con el Niño que está en el hastial de la fachada principal, un cáliz de plata para lo que mandó a fundir su cubertería y la vidriera de tres cuerpos, con dos venas de piedra, que representa al santo de su onomástica, san Francisco de Asís, con sus ornamentos florales.
Francisco Cárdenes Herrera (Valleseco 1865 - Arucas 1943), le ordenó de Presbítero en La Laguna el Iltmo. Sr. Torrijos el 20 de Septiembre de 1889, celebrando su primera misa en su pueblo natal el día 29 del mismo mes y año. Fue coadjutor de la parroquia de Arucas en 1895, nombrado párroco interino en 1896 y posteriormente confirmado en su cargo, siendo el gran impulsor de la construcción de la nueva iglesia en 1909 como ya se ha dicho, retomando un viejo proyecto de finales del siglo XIX cuyos fondos recaudados fueron destinados al arreglo de la casa parroquial por decisión del obispo. Está enterrado en la capilla del Carmen.
Aunque el gran mecenas de la construcción de la nueva iglesia es Francisco Gourié, se tiene la total seguridad que sin el impulso, constancia y empeño que puso el Párroco Cárdenes en el proyecto, posiblemente no hubiera avanzado en su consecución, pues fue decisivo en convencer al primero para que se sumara a esta causa, adulándole cuando se hizo necesario y teniendo que lidiar además los problemas surgidos con el Marqués de Arucas cuando se decidió el lugar de construcción del templo.
Además del esfuerzo y voluntad personal en la construcción de un templo que no llegó a ver totalmente terminado al no acabarse la Torre Mayor o Campanario, donó a la parroquia, además de la casa que tenía en la calle de los Canónigos, la imagen de piedra blanca de san José con el Niño que está en el hastial de la fachada principal, un cáliz de plata para lo que mandó a fundir su cubertería y la vidriera de tres cuerpos, con dos venas de piedra, que representa al santo de su onomástica, san Francisco de Asís, con sus ornamentos florales.
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Fuente:
"Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios
rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC
Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense
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