Antes QUINCE
DE NOVIEMBRE, GENERAL MOLA y HERRERÍA.
Su más antigua mención documental la encontramos en la descripción
de las tierras que tiene el cura allá por 1556 «Yten tiene la dicha iglesia un sitio y solar de tierra pequeña que
dejó a la iglesia Catalina Ximénez que da por linderos tierras de la herrería y el Camino Real por ambas partes, y al
presente está arrendada por dos reales cada año al padre Tomás Álvarez, cura, y
no hay más título que la pacífica posesión en que está la iglesia» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia
de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC,
2013, p. 29).
Las tierras dejadas por Catalina Ximénez es lo que hoy
conocemos por Parque de San Juan
y en cuanto al mencionado cura Tomás Álvarez, es el primero que aparece en la
copia de los Venerables Curas que han sucedido en la parroquia desde el 18 de
Octubre de 1556, de cuando el visitador y vicario Fernán González de la Costa
lo nombró y colocó el Santísimo en la Parroquia «suponiendo siempre que antes de dicha colocación hubo Capellanes
curados para administrar sacramentos por haber pila bautismal en dicha Villa».
«D. Tomás Álvarez
el supradicho, natural de Miranda de Duero, en España, fue cura primero de esta
Parroquial del Sr. San Juan Bautista de esta Villa de Arucas, siendo nombrado
Juan Sánchez por primer Sacristán a quien se le señaló 10 fanegas de trigo de
salario pagado por el mayordomo de fábrica Pedro Jiménez que fue el primero» (QUINTANA
MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas
referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 56).
Según nota del editor de la obra citada, el Cuaderno tiene una anotación
escrita a bolígrafo y corresponde a una caligrafía no reconocida del autor que
dice: "Portugués: Miranda
de Duero fue diócesis del Noreste de Portugal, hoy Braganza".
De la mención tierras
de la herrería surge el más antiguo
topónimo de HERRERÍA no ofreciendo dudas obedece a la existencia de una
herrería en el lugar. En el lugar de Arucas se tienen noticias
documentales de la existencia de un herrero en 1622 llamado Antonio Díaz (RODRIGUEZ
CALLEJA, J.: La Población de Arucas y
Moya en el siglo XVII, Las Palmas de GC, 2002, p. 257).
En la antigüedad el buen oficio de herrero o cerrajero era muy apreciado,
y se ocupaba del herraje del ganado y de la producción de piezas de ingenios
azucareros y trapiches, marcas, cerraduras, pasadores, pesas, plegajes y ejes
de carros, pernos para prensas, hierros de macete, clavazón para el picadero,
cinchos para los ejes, rodillos, chapas, etc.
Las ordenanzas de la isla de 1531
designaban a un herrero o calderero como fiel de las pesas y medidas metálicas. Un ejemplo lo tenemos en el precio que se pagaba en
1504 por una media docena de herrajes acemilares, para mulas o machos de carga,
que se pagaban a 147 maravedís, y en 1522, la docena de herrajes costaba 250
maravedís.
En tiempos de la Segunda República la calle recibió el nombre de QUINCE DE NOVIEMBRE por acuerdo plenario de 26 de junio de 1931 y accediendo a la «petición de don Pablo Cabrera y otros vecinos de esta localidad», que no guarda relación con ningún acontecimiento aruquense relacionado con dicha fecha, y que podría recordar al 15 de noviembre de 1344, fecha de la bula del papa Clemente VI otorgando el Señorío de las islas Afortunadas junto con el título de Príncipe de la Fortuna al infante Luis de la Cerda, conde de Clermont, pariente de los reyes de Castilla y Francia.
Pero la nominación republicana no lo puede ser por una celebración, sino en homenaje y por un triste recuerdo, del 15 de noviembre de 1911, de cuando en el colegio electoral de Molino de Viento de la capital insular, dentro de una tensa jornada electoral, se suceden discusiones entre apoderados sobre la validez o no de los votantes, y un notario llevado por la oposición, es conminado a abandonar el local.
La falsa noticia de la detención del republicano federal José Franchy y Roca provocan que numerosos obreros acudan a las puertas del colegio, la guardia civil hace acto de presencia y, junto a guardias municipales, custodian la entrada del colegio.
Al cerrarse las urnas a las cuatro de la tarde, una piedra cae al pie de los guardias que, sin previo aviso, disparan a los concentrados sus máussers (fusil mosquetón español con 7x57 mm de calibre), muriendo seis personas todos ellos trabajadores de La Isleta (MILLARES CANTERO, S.: "15 de noviembre de 1911. Noventa y seis años de la masacre de obreros de Arenales", Revista Canarii, nº. 6, 2007, Fundación Canaria Archipiélago 2021).
Al inicio de la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal en su sesión celebrada el 2 de octubre de 1936, esta calle sufrió los embates propagandísticos del régimen y se rotuló como GENERAL MOLA. Hace referencia a Emilio Mola Vidal (Villa Clara/Cuba, 1887 - Alcocero/Burgos, 1937).
Tras su formación y graduación como teniente en 1907, fue destinado al Regimiento de Infantería Bailén, y después sirvió en la guerra colonial española de Marruecos, en el regimiento de Infantería de Melilla, donde recibió la Medalla Militar Individual por la campaña de 1909 y donde se convirtió en una autoridad en asuntos militares. En 1927, con cuarenta años, fue ascendido a general de brigada y se hizo cargo de la comandancia general de Larache.
Mola fue también Director General de Seguridad en 1930, un puesto político donde sus ideas conservadoras le hicieron muy impopular entre la oposición socialista y republicana. Una de sus labores más relevantes en el cargo fue la reorganización del Cuerpo de Policía.
Tras la proclamación de la República en abril de 1931, Mola fue encarcelado y separado del servicio activo. Después de la fallida sublevación del general Sanjurjo en 1932, y a pesar de que no había tenido intervención alguna, el Gobierno de Manuel Azaña le pasó a la segunda reserva. Los problemas económicos que se derivaron de la suspensión de sueldo lo llevaron a hacer juguetes y a escribir en distintos medios para conseguir algo de dinero.
En mayo de 1934 Mola fue amnistiado y regresó al ejército, colaborando en el Estado Mayor Central del Ejército con el general Francisco Franco y otros. En agosto de 1935 fue nombrado general jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos, con sede en Melilla, y a finales del mismo año Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, con sede en Tetuán, capital del Protectorado español de Marruecos, donde facilitó el aterrizaje de Francisco Franco procedente de Canarias y puso las tropas a sus órdenes.
Fue el fiel compañero del General Sanjurjo en las intentonas, el juguetero amnistiado por la República, el Director de la sublevación, el primero en ponerse junto a Franco en Marruecos, y quien le facilitó campo de aterrizaje y tropas. Franco le concedió a título póstumo en 1948 el honor de Duque.
Se cuenta que dijo aquello "...eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros..." (PRESTON, P.: El holocausto español , Navarra, 2011, p. 18). Sembró el terror con las purgas en Navarra, Galicia, Castilla La Vieja y León. También el general Mola moriría en junio de 1937, como consecuencia igualmente de otro accidente de avión, estrellándose en el monte Brújula (Burgos).
Se cuenta que el embajador alemán, general Wilhelm Von Faupel, advirtió en su diario que la desaparición del "Director" le había quitado a Franco un problema de encima cuando anotó: «El Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola» (BLANCO ESCOLÁ, C.: General Mola: el ególatra que provocó la Guerra Civil, Madrid, 2002, p.340).
Con posterioridad a la aprobación de la Constitución, el pleno municipal celebrado el 24 de abril de 1981, entendió más acertado que la calle recuperara su antiguo nombre de HERRERÍA y adoptó el acuerdo a tal fin.
En tiempos de la Segunda República la calle recibió el nombre de QUINCE DE NOVIEMBRE por acuerdo plenario de 26 de junio de 1931 y accediendo a la «petición de don Pablo Cabrera y otros vecinos de esta localidad», que no guarda relación con ningún acontecimiento aruquense relacionado con dicha fecha, y que podría recordar al 15 de noviembre de 1344, fecha de la bula del papa Clemente VI otorgando el Señorío de las islas Afortunadas junto con el título de Príncipe de la Fortuna al infante Luis de la Cerda, conde de Clermont, pariente de los reyes de Castilla y Francia.
Pero la nominación republicana no lo puede ser por una celebración, sino en homenaje y por un triste recuerdo, del 15 de noviembre de 1911, de cuando en el colegio electoral de Molino de Viento de la capital insular, dentro de una tensa jornada electoral, se suceden discusiones entre apoderados sobre la validez o no de los votantes, y un notario llevado por la oposición, es conminado a abandonar el local.
La falsa noticia de la detención del republicano federal José Franchy y Roca provocan que numerosos obreros acudan a las puertas del colegio, la guardia civil hace acto de presencia y, junto a guardias municipales, custodian la entrada del colegio.
Al cerrarse las urnas a las cuatro de la tarde, una piedra cae al pie de los guardias que, sin previo aviso, disparan a los concentrados sus máussers (fusil mosquetón español con 7x57 mm de calibre), muriendo seis personas todos ellos trabajadores de La Isleta (MILLARES CANTERO, S.: "15 de noviembre de 1911. Noventa y seis años de la masacre de obreros de Arenales", Revista Canarii, nº. 6, 2007, Fundación Canaria Archipiélago 2021).
Al inicio de la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal en su sesión celebrada el 2 de octubre de 1936, esta calle sufrió los embates propagandísticos del régimen y se rotuló como GENERAL MOLA. Hace referencia a Emilio Mola Vidal (Villa Clara/Cuba, 1887 - Alcocero/Burgos, 1937).
Tras su formación y graduación como teniente en 1907, fue destinado al Regimiento de Infantería Bailén, y después sirvió en la guerra colonial española de Marruecos, en el regimiento de Infantería de Melilla, donde recibió la Medalla Militar Individual por la campaña de 1909 y donde se convirtió en una autoridad en asuntos militares. En 1927, con cuarenta años, fue ascendido a general de brigada y se hizo cargo de la comandancia general de Larache.
Mola fue también Director General de Seguridad en 1930, un puesto político donde sus ideas conservadoras le hicieron muy impopular entre la oposición socialista y republicana. Una de sus labores más relevantes en el cargo fue la reorganización del Cuerpo de Policía.
Tras la proclamación de la República en abril de 1931, Mola fue encarcelado y separado del servicio activo. Después de la fallida sublevación del general Sanjurjo en 1932, y a pesar de que no había tenido intervención alguna, el Gobierno de Manuel Azaña le pasó a la segunda reserva. Los problemas económicos que se derivaron de la suspensión de sueldo lo llevaron a hacer juguetes y a escribir en distintos medios para conseguir algo de dinero.
En mayo de 1934 Mola fue amnistiado y regresó al ejército, colaborando en el Estado Mayor Central del Ejército con el general Francisco Franco y otros. En agosto de 1935 fue nombrado general jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos, con sede en Melilla, y a finales del mismo año Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, con sede en Tetuán, capital del Protectorado español de Marruecos, donde facilitó el aterrizaje de Francisco Franco procedente de Canarias y puso las tropas a sus órdenes.
Fue el fiel compañero del General Sanjurjo en las intentonas, el juguetero amnistiado por la República, el Director de la sublevación, el primero en ponerse junto a Franco en Marruecos, y quien le facilitó campo de aterrizaje y tropas. Franco le concedió a título póstumo en 1948 el honor de Duque.
Se cuenta que dijo aquello "...eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros..." (PRESTON, P.: El holocausto español , Navarra, 2011, p. 18). Sembró el terror con las purgas en Navarra, Galicia, Castilla La Vieja y León. También el general Mola moriría en junio de 1937, como consecuencia igualmente de otro accidente de avión, estrellándose en el monte Brújula (Burgos).
Se cuenta que el embajador alemán, general Wilhelm Von Faupel, advirtió en su diario que la desaparición del "Director" le había quitado a Franco un problema de encima cuando anotó: «El Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola» (BLANCO ESCOLÁ, C.: General Mola: el ególatra que provocó la Guerra Civil, Madrid, 2002, p.340).
Con posterioridad a la aprobación de la Constitución, el pleno municipal celebrado el 24 de abril de 1981, entendió más acertado que la calle recuperara su antiguo nombre de HERRERÍA y adoptó el acuerdo a tal fin.
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Fuente:
"Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios
rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC
Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense
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