viernes, 6 de junio de 2014

OBISPO PILDAIN (Calle)

Antes LA GOLETA y CAMINO DE LOS INGENIOS.

En la antigüedad esta calle, como todo el viejo trayecto desde el Lomo de San Pedro hasta El Cerrillo, era conocido como CAMINO DE LOS INGENIOS, siendo así mencionado en las Ordenanzas del Concejo de 1531, cuando se regula el título referido a «… la guarda de las sementeras y vegas sembradas», donde se prohíbe que los puercos puedan andar por determinados caminos. Se dice «… Otrosy que los puercos no puedan andar en todo la defendido de estos mojones que aquí yrán declarados los quales vayan el primero desde (…) la fuente de los Laureles y toda la dicha vereda hasta el camino que va de los engenos de Arucas a dar a la madera del barranco de Firgas …».


Eran los tiempos en que las Vegas de Arucas eran un humedal intransitable y el camino que bajaba desde El Palmar (Teror), por Los Altabacales llegaba a La Cruz (Firgas), bajando por La Caldera hasta Arucas, encontrándose en este último tramo los más antiguos ingenios azucareros que aprovechaban la Acequia Real del Heredamiento para llenar sus heridos  y obtener su fuerza hidráulica.


Con posterioridad, los propios castellanos darían a este lugar el nombre de Goleta, por su especial orografía dado que el lomo en el que se asienta se estrecha a partir de El Angostillo y hasta El Cerrillo, por lo que metafóricamente entendieron se asemejaba a una "gola", tal como dice el Diccionario de la Lengua Castellano de 1783 «Arma defensiva, que se pone sobre el peto para cubrir y defender la garganta», en diminutivo "goleta", por ser un paso estrecho o angosto como lo fue este lugar un lomo con fuertes rampas, topónimo que también dieron a la degollada al pie del Roque Nublo por similares características.


Durante mucho tiempo la calle asfaltada que en la segunda mitad del siglo XX sepultaría al antiguo y polvoriento camino de herradura sin empedrar era conocida con el nombre del lugar, camino de LA GOLETA, desde la actual Plaza de Nuestra Sra. del Rosario en el inicio de El Cerrillo hasta el Lomo de San Pedro, pues era la única travesía de la que partían con algunos pequeños callejones ramificándose a ambos lados y que normalmente eran conocidos con el nombre del vecino que en ellos tenía su casa.


En la revisión general que se hizo de las rotulaciones aprobada la Constitución de 1978, por petición de los vecinos la calle recibe el nombre de OBISPO PILDAIN, en honor de Antonio Pildain y Zapiain (Lezo/Guipúzcoa, 1890 - Las Palmas de GC, 1973), nombrado obispo de Canarias entre 1936 y 1966.


La petición popular guardaba estrecha relación con su decidida intervención por las ilegales detenciones que se practicaron en Arucas a partir del golpe militar del 18 de julio de 1936 que dio lugar a la guerra civil española, de las que resultaron desaparecidos sesenta y siete aruquenses (Asociación por la Memoria Histórica de Arucas) en los primeros meses de 1937, cuando habían sido liberados del campo de concentración del Lazareto de Gando por los militares al no existir causa contra ellos, y que presumiblemente fueron asesinados y arrojados sus cuerpos en distintos pozos de agua.


Entre los muchos detenidos habían muchos vecinos de La Goleta, y entre ellos otros ochenta y nueve aruquenses fueron acusados con mayores cargos, oponerse al golpe militar, y encausados en el Consejo de Guerra 500/1936, sentenciado el 20 de abril de 1937, del que resultaron veintisiete penas de muerte, conmutadas por la insistencia del Obispo Pildain que visitaba sorpresivamente el Lazareto de Gando donde se encontraban presos, después de haber sido trasladados desde el Campo de Concentración de la Isleta que se quedó pequeño. Se les imputaba una voladura en el puente de Tenoya, acción defensiva realizada por los republicanos para impedir el paso del ejército golpista hacia Arucas.


Sólo la firmeza del Obispo Pildain pudo salvar a los aruquenses al demandar el indulto ante la sentencia de pena de muerte: «También por aquellos meses obtuvo el incansable mitrado, con la colaboración de don Luis de Sáa, dignísimo cónsul de Portugal, requerido por la presencia de un compatriota suyo en las filas de los condenados, que se indultaran de la última pena a los veintisiete presos de Arucas que habían vivido, a lo largo de treinta y un meses angustiosos e interminables, bajo la inminente amenaza diaria de fusilamiento» (CHIL ESTÉVEZ, A.: Pildain, un obispo para una época, Las Palmas de GC, 1988, p. 172).


Así se congratulaba en un carta pastoral de su éxito «Podéis imaginaros la consternación de sus familiares que alocados, acudían, cada día a la capital, y cuando otras puertas se les cerraban, encontraron siempre abiertas las del Palacio Episcopal, y en él, al obispo apelando, como hemos dicho, a todos los medios imaginables y no dando punto de reposo hasta que recibimos la noticia de que S. E. el Jefe del Estado había concedido el tan deseado e impetrado indulto, que dio lugar a emocionantes escenas de gratitud en los salones del Palacio Episcopal sólo comparables a las estremecedoras de las que han solido hacer objeto al obispo las tan intencionadamente -pocas veces- que ha llegado al popular barrio de la Goleta, en que moraban la mayoría de aquellos obreros librados de la muerte ...» (Obra citada, p. 174).


Pero es más, estas últimas intervenciones del Obispo ponían fin a aquella primera que trasladándose apresuradamente al lugar evitó que los 27 presos de Arucas llevados en camionetas fueran lanzados en la Sima de Jinámar (Obra citada, p. 176) en una triste noche, posiblemente en los días que fueron trasladados del campo de concentración de La Isleta al de Lazareto.


En este grupo, como personaje público destacado estaba el lanzaroteño Juan Doreste Casanova, Maestro de Primera Enseñanza, afiliado del Partido Socialista Obrero Español y de la Federación Obrera. A los 29 años de edad fue nombrado alcalde de Arucas por la destitución de Juan González Morán, elegido tras los resultados de las terceras Elecciones Generales de la Segunda República Española celebradas el 16 de febrero de 1936, que dieron el triunfo a la coalición de izquierdas denominada Frente Popular.



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Fuente: De mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense.

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