lunes, 16 de junio de 2014

OSARIO (Calle)

Se trata de la prolongación natural de la calle Federico Díaz Bertrana que discurre en dirección sur justo detrás de la iglesia de San Juan Bautista, en su fachada trasera o naciente, y del Parque de La Paz, no ubicándose en la misma ninguna vivienda privada.

Se refiere al nombre que desde la antigüedad se daba al espacio donde se acumulaban los huesos humanos resultado de la exhumaciones que se practicaban en el primigenio cementerio situado en la trasera de la antigua ermita parroquial, conforme recoge el significado de la Real Academia con dos acepciones: «1) En las iglesias o en los cementerios, lugar destinado para reunir los huesos que se sacan de las sepulturas a fin de volver a enterrar en ellas. y 2) Lugar donde se hallan huesos». Fue por consiguiente utilizado hasta la construcción por la parroquia del actual cementerio en el siglo XIX, como se documenta: 

«El cementerio de esta Villa de Arucas fué fabricado en terreno de las Monjas de Sta. Clara de la ciudad de Las Palmas que se compró por la Fábrica Parroquial siendo mayordomo D. Vicente Lorenzo según escritura otorgada en 15 de Noviembre de 1824 ante D. Nicolás Oramas escribano público; y también su construcción fue costeada por la Fábrica Parroquial como aparece de las cuentas del referido mayordomo, haciéndose el 1º enterramiento el día 6 de Enero de 1827 en el cadáver de Dª. Catalina Marrero, viuda de D. José Vicente Afonso, como puede verse en el Libro 7º. de Defunciones, folio 3º de esta Parroquia» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 96). 

Con anterioridad a la fecha de ese primer enterramiento en el nuevo cementerio, era costumbre obligada en la antigüedad que los enterramientos de los vecinos se hicieran en el subsuelo de las ermitas o en sus inmediaciones siendo competencia de las parroquias su gestión. El Libro Rojo incluía una disposición real de 18 de marzo de 1582 conforme con los Sinodales del Obispo Hernando Vázquez de Arce, de los derechos que han de tener los curas y clérigos de las parroquias por razón de las obsequias y enterramientos de los difuntos de los moradores de las islas, afirmando que no podrán recibir agravios (CULLEN DEL CASTILLO, P.: El Libro Rojo de Gran Canaria o Gran Libro de Provisiones y Reales Cédulas, Las Palmas de GC, 1947).

Desde la fundación de la parroquia, dispuso de un cementerio cuya ubicación aparece documentada en la descripción de la antigua iglesia de finales del s. XVII «... practicándose más tarde una nueva salida, que se denominó Puerta del Sol, que daba acceso a un pequeño cementerio y a la actual plaza de San Juan» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 101).

El tamaño del cementerio y los siglos que estuvo utilizándose, el aumento de las inhumaciones como consecuencia del progresivo aumento de la población, obligaba a remover el suelo de tierra apisonada para exhumar los más viejos restos óseos que eran depositados en una fosa común o en un "osario", prácticamente un pequeño terreno existente en la parte trasera de la ermita, lugar que luego sería de alguna forma aislado por motivos de higiene pública.

Aunque hay distintas referencias documentales al mismo, la más concreta hace referencia al activo fraile que realizó las primeras obras de fábrica sobre el primigenio osario a inicios del siglo XVIII: 

«El P. Fray José Ponce, Maestro de Novicios, Jubilado de la Orden de Sto. Domingo, nació en esta Villa de Arucas y fue bautizado en la Parroquia del Sr. San Juan Bautista, y en ella dijo su misa nueva, fue en el Convento de San Pedro Mártir doce años Maestro de Novicios, en cuyo premio obtuvo de su generalísimo, jubilación, grado en su religión...

(...) Hizo cuatro cuadros, es á saber: Bautismo de Cristo, otro señalándole San Juan, su nacimiento y su degollación, con sus guarniciones doradas, que dicha cuadrería llena el testero de la capilla mayor desde la madera hasta el suelo, hizo los ciriales dorados, hizo el sagrario pequeño que está en el altar del Rosario, sirviéndo la puesta llave y escudo de la que era del antiguo, hizo el cuadrante, la tabla de aniversarios que está en la sacristía, y con sus manos doró dicho sagrario y hizo las dos cruces de carey de otra que estaba, una que está en el altar mayor y otra que está en el altar del Rosario, con dichas manos enlozó de cantería toda la Iglesia asistiendo con su persona desde el día que comenzó hasta que se acabó, fabricó el osario detrás de la sacristía desde los cimientos hasta la cruz de piedra que está en la almena del medio, con llaves hizo el facistol con escudo y llave, una hechura de un santo Cristo de bronce en crúz de ébano, con peana dorada que está sobre dicho facistol con cuatro candeleros clavados en él para las luces de Navidad, Resurrección, Tinieblas y misas de la Luz.

Fabricó todos los poyos que están en la puerta que sale á la plaza á cal y canto, dando el canónigo Don Josef Álvarez el costo del poyo que linda con su capilla. Hizo el altar de ánimas costeándolo desde los cimientos hasta el encerado, con frontal de pintura, manteles, candeleros, con cadenas, atril, piedra de ara, y crúz hecha por su mano y, credencia. Derribó el coro antiguo y fabricó las paredes del coro nuevo ...» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 73).

Tras la construcción del nuevo cementerio, el actual situado en la carretera de entrada a Arucas, que expropiaría el Ayuntamiento en 1865 por los gastos de mantenimiento a que obligaba el mismo conforme a las normas de higiene pública, se cerraría el pequeño cementerio. La demolición de la vieja ermita para la construcción del actual templo en la primera década del siglo XX, comportó que sobre parte del espacio que ocupaba el antiguo camposanto, se habilitara como calle que se adoquinó con el objeto de no remover el subsuelo, si bien posiblemente aquellos restos que quedaron en superficie se trasladaron a fosas comunes en el nuevo cementerio, y en la memoria de los vecinos quedó que allí estaba el viejo Osario, lo que determinaría tiempo después que la calle fuera así nominada que ha perdurado en el tiempo.

En la sesión plenaria celebrada el día 25 de agosto de 1911, se acuerda dar el nombre de OBISPO PÉREZ MUÑOZ a esta calle "para perpetuar el recuerdo del Excmo. e Iltrmo. Sr. Don Adolfo Pérez Muñoz, Obispo de esta Diócesis, entusiasta defensor de los intereses del Grupo Oriental de Canarias, que tanto cariño ha venido demostrando por esta Ciudad desde que la visitó por primera vez". Nacido en Soto de Campoo (Cantabria) en julio de 1864, estuvo al frente de la Diócesis Canariensis de 1908 a 1911, pasando después como obispo a Badajoz y luego a  Córdoba donde falleció en diciembre de 1945.

Se desconocen los motivos por los que no llegó a rotularse o divulgarse su nominación, pudiendo conjeturarse tan sólo que próximo a tales fechas se promulgó la Ley de Cabildos Insularres de 11 de julio de 1912, mientras que la división de Canarias en dos provincias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, no se sustanció hasta el 21 de septiembre de 1927. Todas las referencias posteriores siempre hablan de la calle OSARIO.

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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense
 

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