martes, 10 de junio de 2014

CRONISTA JUAN ZAMORA SÁNCHEZ (Calle)

Antes FALANGE ESPAÑOLA y CALLEJÓN DE GRAJERÍA. 

Fue conocida popularmente en la antigüedad como CALLEJÓN DE GRAJERÍA, porque era el callejón de tierra que partiendo desde la calle León y Castillo, junto a las antiguas Escuelas de Primeras Letras, también conocidas como Escuelas del Rey (edificio donde en la actualidad se encuentra la Oficina de Turismo de Arucas), conducía hasta el lugar y hacienda conocida como Grajería o por corrupción Granjería, pues alguna fuente la cita así erróneamente, lindante con la finca del Vínculo de El Mirón, de la familia Mujica. Esta hacienda fue propiedad a principios del s. XIX del Alcalde Mateo de Matos Quintana (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 269), donde celebraba las sesiones con sus regidores por carecer el Lugar de casas consistoriales, perdiéndola al arruinarse y pasando a propiedad de Juan de Dios Martín a finales del mismo siglo.

La antigua casa solariega  se mantiene en pie, en estado ruinoso, junto al Club de Pensionistas en la Avenida El Mirón número 18, justo al final de esta actual calle. Curiosamente conserva pintada la leyenda Domine, quid me vis facere? (Señor, ¿qué quieres que haga?) correspondiente al libro de los Hechos de los Apósteles, que acredita la religiosidad del personaje que en vida destacó como un gran curandero y estelero, que arreglaba dislocamiento de huesos y articulaciones. En la entrada correspondiente a la calle de su nombre se aporta más información de esta persona.

Parece más probable que el nombre correcto sea Grajería, aún cuando no se tiene certeza del origen del mismo. Una aproximación a su significado nos la da el DRAE, referida a grajero/ra, adjetivo «Dicho de un lugar: En que se recogen y anidan los grajos ». Pero dada la poca abundancia de este ave en Canarias, habría que aventurar que al ser su propietario Juan de Dios Martín, hijo de indiano adinerado y nacido en Cuba, pudiera más referirse al significado que le dan en la isla antillana al grajo: «Planta de las Mirtáceas, de olor fétido, hojas ovaladas y brillantes en el haz, flores blancas y frutos globosos con la superficie áspera y rugosa. Proporciona una madera muy dura de color rojo», que pudo haber traído su padre y plantar en el lugar, más aún por la afición de su hijo a la medicina natural.

Tras la dictadura franquista, y posiblemente por la proximidad de la sede en la calle León y Castillo número 14, la calle es rotulada como FALANGE ESPAÑOLA, más aún cuando la Comisaría de la Policía Municipal ocupó los locales de la antigua Escuela de Primeras Letras, presuntamente escenario de alguna represalia falangista en aplicación de la derogada Ley de Vagos y Maleantes.

Veamos las contradicciones a la creación de este partido que nos aproxima al perfil de su mentor y fundador, en la opinión de un gran especialista en la Europa fascista (HEIBERG, M.: Emperadores del Mediterráneo: Franco, Mussolini y la guerra civil española, Barcelona, 2004, p. 150) que ha estudiado la especial relación entre la España franquista y la Italia de Mussolini, texto algo extenso que no conviene resumir por describir el contexto definitorio de su génesis y evolución: 

«La Falange española nació en 1933 con José Antonio, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, como líder carismático. Es justo decir que Ernesto Giménez Caballero, escritor español e intelectual fascista, fue la primera persona que trazó un programa fascista español coherente inspirado en los compromisos del régimen fascista italiano respecto a los poderes establecidos entre 1928 y 1932. De suma importancia para la idea fascista de Giménez Caballero fueron los pactos lateranenses de 1929, que resolvían de una vez por todas el estatuto formal de la Iglesia en la sociedad italiana. Apenas le interesaba el fascismo revolucionario, y promovió un "nuevo catolicismo», un "fascismo frailuno», es decir un híbrido entre las opiniones religiosas y derechistas que se acomodara a la tradición española.

José Antonio, cuyo programa era mucho más revolucionario, se opuso enconadamente a las ideas de Giménez. Los falangistas se esforzaron por desarrollar un cierto nacionalismo español, cuyo primer objetivo sería devolver a España su grandeza imperial. De ahí que el epicentro de sus frustraciones románticas fuera la derrota española en Cuba en 1898.

El partido estaba a favor de la unidad de España y se oponía ferozmente a cualquier tendencia regionalista en el seno de la sociedad española. El rechazo de los falangistas a alinearse con los partidos políticos tradicionales jugó en su contra en las elecciones a las Cortes españolas de 1936, e impidió la obtención de la inmunidad política que, tal vez, habría salvado la vida de José Antonio. En la primavera de 1936 el partido fue prohibido, sus principales dirigentes, arrestados y el 20 de noviembre, José Antonio murió en una prisión de Alicante fusilado. La influencia política de los falangistas creció considerablemente durante la guerra civil, ...». 

Ese perfil revolucionario pretendido por su fundador, no se ajustaba al totalitarismo con el que soñaban los militares golpistas, y más concretamente Francisco Franco, razones más que suficientes para dejar ejecutar a José Antonio el 20 de noviembre de 1936 (de esta teoría se da más información en la entrada BARRANQUILLO (Calle) a este Blog) y para que unos meses después en 1937, Franco firmara el Decreto 255,  por el que desaparecen todas las corrientes de opinión de la derecha española para su unificación en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, aprobando sus estatutos el 4 de agosto de 1937, para su reconversión en nacional-catolicismo. Emulaba así lo realizado por el padre de José Antonio, el General Primo de Rivera en su dictadura.

Manteniendo el espíritu fascista de desconfiar de los métodos democráticos e imponer un "Nuevo Estado de carácter totalitario y corporativo", la Falange como partido único se inspiró en el pensamiento del nacional-socialismo germánico, para conjugar dos grandes ideas o contrapoderes:

·     un nacional-sindicalismo, que se sustentaría en el Fuero de los Trabajadores, que más adelante impulsará un sindicalismo vertical tutelado. Su máximo exponente fue José Solís Ruiz, que en 1951 es nombrado Delegado Nacional de Sindicatos y seis años después Ministro Secretario General del Movimiento. Se caracterizó por el respaldo a las posturas falangistas frente a las defendidas por los tecnócratas del Opus Dei.

·     un nacional-catolicismo, reforzando las relaciones con la Iglesia Católica en reconocimiento a los grandes apoyos dados durante la contienda, obteniendo así el privilegio del culto bajo palio con la restauración de la confesionalidad religiosa del Estado. La relación Iglesia-Estado alcanzaría su mayor esplendor con la firma del Concordato en 1953 (Tratado o convenio sobre asuntos eclesiásticos que el Gobierno de un Estado hace con la Santa Sede), en la etapa de los ministros tecnócratas del Opus Dei.
Aprobada la Constitución de 1978, a pocos dias de su fallecimiento, el 24 de abril de 1981 la calle es rotulada CRONISTA JUAN ZAMORA SÁNCHEZ, tercer cronista oficial de la ciudad, que curiosamente en vida sufrió la persecución de los falangistas. Nacido en Arucas el 23 de febrero de 1907, maestro, concejal, presidente de la Sociedad Atlántida, etc., en 1939 con la dictadura franquista había sido represaliado y detenido por ser miembro de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza, siendo suspendido de empleo y sueldo a pesar de haberse realizado movilizaciones de familiares, amigos, alumnos y vecinos en su favor. Resultó inhabilitado para el desempeño de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza.

La persecución a los enseñantes fue una de los objetivos que se trazaron los golpistas. En el primer momento fueron los compañeros del detenido alcalde de Arucas Juan Doreste Casanova, conocidos maestros que habían sido nombrados alcaldes en febrero de 1936: Miguel Pérez García (Agaete), Juan Rubio Pérez (Firgas), Diego Trujillo Rodriguez (Gáldar), Julián Caparrós Morata (Santa Lucía) y Antonio González Santana (Telde), con distinta suerte. Después tocaría el turno a otros 46 maestros, según los "informes recibidos y noticias adquiridas" (Circular de la Junta de Defensa Nacional publicada en el periódico La Falange), de los cuales tres eran de Arucas: Andrés Hernández Brito, Gregorio Medina Medina y Escolástico Soto Martín.

El 11 de noviembre de 1936 se hace una nueva lista de 162 enseñantes por el juez instructor Cristóbal García Uziaga, 10 de ellos destinados en Arucas, entre los que se encontraba el maestro de la escuela de la Hoya de San Juan, Juan Zamora Sánchez, quien pasó alguna noche desagraciada en los sótanos de la Casa del Niño y sería suspendido de empleo y sueldo el 21 de octubre de 1936. El único denominador común de todos es estar afiliados a la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza.

En enero de 1937 sería sancionado también el auxiliar del Instituto Pérez Galdós Demófilo Mederos Pérez, por su participación como delegado del Frente Popular en Arucas, siendo condenado a 30 años de reclusión (ANAYA HERNÁNDEZ, L.A Y OTROS: "La represión franquista en la enseñanza en la provincia de Las Palmas 1936-1939", Revista Guiniguada ULPGC, n. 3, 1987, p. 213).

No dudamos que los denunciantes también recordaban que era hijo y sobrino de Juan y Valentín Zamora Hernández respectivamente, conocidos promotores de la sociedad cultural El Progreso, afín al Partido Republicano Progresista de Franchy Roca, grupo de jóvenes aruquenses de 1909 que fueron bautizados como los "Jóvenes Turcos" por el escritor y diputado Luis Morote por su desigual pugna por llegar al Ayuntamiento frente al "histórico sultanato" del siempre dominante Partido Viejo, entonces reconvertido en los leoninos seguidores de los intereses económicos que protegió y abanderó Fernando León y Castillo.

En su favor de Juan Zamora Sánchez se sumaron muchos aruquenses en dos escritos, uno suscrito con firmas y huellas de vecinos y padres de niños de la escuela de la Hoya de San Juan, y otro firmado por amigos, conocidos y significados vecinos de Arucas, solicitando se repusiera al "buen Maestro" en su labor docente. La resolución final se alargó en el tiempo y el 18 de mayo de 1940 dictaba la siguiente sanción: «Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza». Cerraban así incluso toda posibilidad de que se le ayudara desde las instancias locales en labores distintas y al margen de las docentes.

Juan Zamora Sánchez sería después uno de los impulsores de la Revista Arucas y del Heraldo de Arucas, que le proporcionaron algún sustento económico, además de dedicarse a dar clases particulares de forma clandestina en el desaparecido Colegio Ferrera de Arucas, de alguna forma consentida por los vecinos, que más adelante trasladaría a su propia academia. Igualmente ejerció de corresponsal local de dos periódicos provinciales en los que publicaba artículos de interés periodístico e histórico del municipio. Alcanzó el nombramiento de Cronista Oficial el 20 de febrero de 1967.

Paralelamente escribió poemas, impresiones y cuentos. Falleció el 13 de abril de 1981, reconociéndose su labor investigadora y profesional rotulando con su nombre esta calle y el nuevo colegio público a la entrada de Arucas.

No deja de ser curiosa y valiente la decisión municipal para que la calle que algunas decenas de años atrás unos rotularon como FALANGE ESPAÑOLA recibiera el nombre del "buen Maestro" que fue expedientado para que no ejerciera la docencia ni la actividad cultural.



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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense

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