lunes, 7 de julio de 2014

SALVADOR RUEDA (Calle)

Antes BARRANQUILLO. 

Para entender la denominación popular anterior de esta calle, basta leer el informe municipal de 1929, del que entresacamos una pequeña frase que define el estado en que se encontraba la que ya había sido nominada como calle Salvador Rueda, aún a pesar de su lamentable estado por la urgencia política de la colocación de su rótulo como más adelante se contará. Dice de ella que está «... convertida en la actualidad de verdadero basurero, urge adoquinarla».

En la antigüedad éste era el pequeño cauce del BARRANQUILLO por donde bajaban las aguas de lluvia desde la montaña. Conviene aclarar que en la actualidad la calle así nominada es la antigua calle de San Pedro, que era realmente el "Camino al Barranquillo" siendo esta última definición la que motivaría la confusión, dado que no es el lugar concreto del "Barranquillo", sino el camino que conducía hasta él (Véase la entrada Calle BARRANQUILLO (Calle) de este Blog).

Muchas son las referencias documentales que mencionan el BARRANQUILLO, todas ellas cuando vinculadas a las ventas realizadas con el fin de legalizar las usurpaciones que se habían realizado por los vecinos de las tierras de realengo. A tal fin, tras las negociaciones con los ocupantes, el Cabildo General otorga escrituras de venta a diferentes vecinos, protocolizadas los días 12, 13 y 14 de abril de 1697, donde queda perfectamente delimitado el repetido BARRANQUILLO (SUAREZ GRIMON, V.: "Propios y Realengos en Gran Canaria en el Siglo XVIII", III Coloquio de Historia Canario-Americana, 1978, Tabla II).

En una de 12 de abril de 1697, el Sargento Juan Rodríguez, vecino de Arucas, se obliga a pagar 2 reales y medio por una casilla que heredó de sus padres en la "falda" de la Montaña «linda por una parte herederos de Bartolomé Suárez, por abajo herederos de Lorenzo Déniz, por otro lado cueva de herederos de Ana González y Gregorio Bautista a dar a un Camino y un Barranquillo que va a la Acequia Real».

Al día siguiente, Juan González Benítez, zapatero, vecino de Arucas, se obliga a pagar 13 reales por dos casas de 70 pies en cuadra, fabricadas durante su matrimonio con Laura Montesdeoca, y por un pedazo de tierra de una fanegada junto a otras suyas. Las casas « lindan por un lado con Barranquillo que baja de la Montaña, por otro lado sitio realengo y Camino que va a Trasmontaña, por otros lados término realengo. Las tierras lindan por abajo Camino y Acequia Real que va a Trasmontaña, por la parte que mira a Arucas término realengo, por arriba falda de la Montaña de Arucas».

Y el último día, siguiente del anterior, Cristóbal González se obliga a pagar 2 reales por medio sitio en la "falda" de la Montaña «Linda por un lado Barranquillo que baja de la Montaña, por otro lado, cercadito de Antonio Gutiérrez, otro lado cercado de Francisco de Medina y Juan Gutiérrez, otro lado Cueva que dicen de Dorotea».

Además de estas señas, por si quedara alguna duda, tenemos la antigua referencia  de las llamadas Casas de la iglesia, situadas en la calle Cerera esquina a calle Armas, que es la que se enlaza con la actual calle Salvador Rueda. Se trata de los sitios que fueron del aruquense que fue cura párroco del 3 de Julio de 1693 al 7 de Noviembre de 1706 Sebastián González Montañez.

Es la venta realizada por el Cabildo General el 13 de abril de 1697 «Pedro Ortiz, vecino de Arucas, se obliga a pagar 8 reales por una casa y un sitio plantado de árboles de 70 pies en cuadra cada uno. Lindan por una parte con Barranquillo arriba que baja de la Montaña a dar a una cueva que fue de sus padres, cogiendo a la Cueva de Francisco Cabrera, por otro lado cercadito del susodicho, por otro lado sitios del Licenciado Sebastián Montañés, cura de Arucas, y una Calle que va a quedar entre el sitio del cura que ha de pasar al Tabaibal, por abajo Calle Real».

Las diferentes descripciones nos definen primeramente el BARRANQUILLO que va a la Acequia Real, que es el callejón que sigue existiendo todavía y que muere en el canal de la llamada Acequia Alta justo al final de la calle, y el resto todos con la expresión bajando de la montaña es la actual calle Salvador Rueda, en sentido contrario, hasta su confluencia con el encuentro de las calle Armas que se inicia en la confluencia de la calle Cerera con la calle Alcalde Rafael Díaz, que baja por su prolongación natural aguas arriba que es el actual Pasaje de General Palafox.

Esta denominación popular de BARRANQUILLO se mantuvo hasta los primeros años del siglo XX, y así vemos un anuncio en la prensa local de ese tiempo: «SE VENDE Una Casa de dos pisos, que tiene doce habitaciones, situada en la calle del Barranquillo de Arúcas. Dirigirse para informes á Pedro Padrón, cerca del Lazareto del Puerto de la Luz» (Diario de Las Palmas, 11-dic-1899). Por el singular número de habitaciones que se indica, creemos que se pueda tratar del inmueble con el número 8 de la actual calle, el que ocuparon primero las "Escuelas del Rey" y después las "Escuelas del Barranquillo".

El 15 de febrero de 1909 de paso para Méjico visitó Arucas el poeta SALVADOR RUEDA, invitado por el nuevo centro de cultura y recreo El Progreso, recitándose algunas de sus composiciones, entre ellas La batalla de flores y El rosario de mi madre (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 331).

Podría sorprender que la visita de un poeta a un pueblo sea motivo suficiente para que se le nomine una calle. El caso que nos ocupa es una muestra de la curiosa competencia política que se daba en Arucas a principios del siglo XX, tiempos en que preocupaba mucho quedar bien, aunque sólo lo fuera por apariencia. 

Resultó que el poeta había sido invitado por la oposición al grupo "leonino" que entonces gobernaba la política local, en una clara proyección de más a menos, prácticamente moribundo. Fue agasajado por la junta de gobierno de El Progreso que además descubrió una lápida conmemorativa. Desde la segunda mitad del siglo XIX los casinos, liceos y sociedades culturales eran auténticas sedes o puntos de encuentro de las corrientes políticas, entonces conocidas como Partido Viejo y Partido Nuevo, que disponían ocasinalmente de bandas de música.

En el caso concreto de El Progreso, era el centro cultural de los radicales-federalistas seguidores de Franchy Roca muchos de ellos procedentes del Partido Nuevo, cuyas juventudes fueron conocidas como "Jóvenes turcos" por enfrentarse en inferioridad de condiciones al instalado "sultanato" que durante muchos años gobernaron los seguidores de León y Castillo o "leoninos", opción donde acabaron los correligionarios del Partido Viejo, en el poder local desde 1860.

Frente a tal acontecimiento organizado por los "Jóvenes turcos" en la oposición, la corporación municipal de entonces bajo el mandato "leonino" del alcalde Domingo Barbosa Quesada, para no ser menos con el poeta Salvador Rueda, adoptó el acuerdo de nominar a su nombre esta calle que aún no estaba adoquinada y que, como se ha dicho al principio, era un verdadero basurero.

Salvador Rueda Santos (Macharaviaya/Málaga, 1857 - Málaga, 1933), fue un periodista y poeta español, considerado precursor español del modernismo. De familia campesina y educación en primeras letras, el cura de su pueblo le enseñó latín y lírica española.

Desde muy joven marchó a la capital malagueña donde haciendo carrera periodística compaginó la publicación de pequeños poemas en el periódico El Mediodía de Málaga, que recopilaría después en el libro titulado "Renglones cortos" que editaría a los 23 años. Ello le permitió convertirse en redactor del periódico y tres años después publicar su innovadora obra "Noventa estrofas", que le llevó a dar el salto a la capital del reino y trabajar en La Gaceta de Madrid. A partir de aquí se inicia una continua publicación de libros de poemas y cuentos ambientados en el regionalismo andaluz y en la mujer andaluza, que lo situaban en el proto-modernismo sin aventurarse a dar el paso definitivo de romper con los usos decimonónicos culturales.

Se dice que con su viaje a Méjico Salvador Rueda intentaba recomponer la amistad con Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, poeta nicaragüense y máximo representante del modernismo literario en lengua española, a quien Salvador Rueda había apadrinado en los ambientes literarios de Madrid a finales del siglo XIX. Las diferencias surgieron entre ellos precisamente porque Rubén Darío entendió que Salvador Rueda no terminó por defender la renovación de la poesía en castellano.

Cuando en 1909 Salvador Rueda estuvo en Arucas, en ese tiempo se habían puesto de moda en la isla las corrientes modernistas de la mano de los coetáneos poetas grancanarios Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, así como del pintor Néstor Martín Fernández de la Torre. Tomás Morales que ese año había vuelto a la isla después de terminar su carrera de medicina en Madrid, había conocido allí en los ambientes literarios madrileños a Salvador Rueda y a Rubén Darío, y de ahí la importancia del homenajeado en la esfera local como referente cultural. 



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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense

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