jueves, 10 de julio de 2014

MORENO (Calle)


Esta calle que forma ángulo y mantiene su nombre desde la antigüedad,  se inicia aproximadamente en la mitad de la calle Pérez Galdós, para quebrar y seguir paralela a ella hasta su intersección con la calle Sor Cándida Suárez.

Pertenece al grupo de calles más antiguas del tejido pre-urbano del lugar de Arucas formado por estrechos callejones enmarcado por los Caminos Reales. Entre el descendente al poniente que llegaba a la actual calle de San Juan hasta la actual calle de León y Castillo; el septentrional ascendente  que desde la misma calle de San Juan seguía por la actual calle Francisco Ponce hasta el antiguo Tabaibal para acceder a las cuevas de habitación de la falda meridional de la Montaña de Arucas, y que, presumiblemente, continuaba por las actuales calle Cerera y calle Alcalde Rafael Diaz; y cerrando su lado meridional, el Camino de herradura que discurría junto al Cercado de San Pedro del Mayorazgo, las actuales calle Barranquillo y calle Acequia Alta, que llegando a la altura de los lavaderos tomaba a la izquierda el conocido actualmente como Camino Viejo que baja al "Árbol Bonito" y a la derecha al entonces conocido como Camino de Trasmontaña.

En los siglos XVI y XVII, los más numerosos asentamientos poblacionales del lugar de Arucas se encontraban en las cuevas de habitación del Tabaibal, ocupando ilegalmente las tierras de realengo, por lo que eran llamados "usurpadores". La construcción con piedra y barro de la primigenia Acequia Real del heredamiento de Arucas y Firgas al borde del antiguo humedal de Las Vegas, por la que discurrían las aguas de las Madres de Firgas y Valsendero, del entonces llamado barranco de la Montaña, en la actualidad barranco de la Virgen y sus tributarios, y que dará lugar al aprovechamiento de su fuerza hidráulica para los "heridos" de los ingenios azucareros, obligó que la construcción de estos fuera en las márgenes de la acequia, lo que motivaría asimismo que las ermitas de san Sebastián y san Juan Bautista también allí se edificaran.

Todo ello comportó que los vecinos con su constante transitar de arriba a abajo y de vuelta, fueran definiendo con su paso distintos y estrechos senderos que terminarían siendo callejones para comunicar el Tabaibal con la zona baja junto a la Acequia Real, y así surgieron de naciente a poniente los que serían conocidos como Mateos, Moreno, Rosales (la actual calle Pilar Medina), Armas y Quintana (la actual calle Alcalde Mateo de Matos Quintana), y posiblemente las márgenes del barranquillo que bajaba de la Montaña (la actual calle Salvador Rueda). Luego surgirían los transversales a estos, los callejones de la Fe y de la Cruz. 

Esta calle MORENO  que era así llamada hasta su intersección con la calle Cerera, pues la actual calle Sor Julia Millán fue nominada por división de esta en su nomenclatura en el último tercio del siglo XX, fue adquiriendo importancia a partir de la construcción de la nueva ermita de san Sebastián y la aparición del potrero en el tramo inferior de la actual calle Pérez Galdós, en el paso del siglo XVIII al XIX. Ello representaría un mayor desplazamiento de personas, animales y carros entre el Tabaibal y la parte baja de la Villa a través de esta calle MORENO, más aún cuando todo el espacio intermedio de transición que cruzaban los caminos transversales se convirtió en el barrio de los artesanos, que algunas fuentes citan como barrio de Antonio Rodríguez, hábitos que terminaron por consolidarse con la construcción de las Casas Consistoriales y el Mercado Municipal en el último cuarto del siglo XIX.

Es la comodidad de la utilización de los vehículos a motor en el desplazamiento interior por la Ciudad, ya en el último tercio del siglo XX, lo que restará su importancia como vía de comunicación peatonal entre La Cerera y la ampliación del entramado urbano de la zona baja, si bien aún muchos vecinos que se desplazan a pie la utilizan.

Del origen de su nombre, nada se sabe de quién se trata, y si lo es por su apellido o por el color de su piel, o por ambos. Y puede ser así porque algunos  genealogistas dicen que el apellido originario de Castilla desciende del caballero romano Lucio Murena, mientras que otros sostienen que proviene del mote o apodo que surgió del color oscuro de su piel.

Está documentado que en el lugar de Arucas desde los primeros tiempos habían esclavos negros de ambos sexos que trabajaban para sus dueños en los ingenios y en sus tierras, e incluso para sus servicios domiciliarios y personales. Igualmente están documentados los nacimientos de hijos de padre desconocido, probablemente sus dueños, que dio por resultado los llamados "morenos" por su color de piel resultado de la unión genética de las dos razas. Cuando eran bautizados, con la licencia obligada de sus padres, los hijos de esclavos aparecen registrados en los libros de bautismo con el apellido prestado por sus padrinos y dueños, como gesto de generosidad, y en las partidas se indicaba el color, del que resultan muchas inscripciones donde se indica «moreno». Igualmente se indicaba si sus padres eran libres, lo que se especificaba como «liberto», de donde la conclusión popular del registro terminaría por crear el apellido. 

«Los libros sacramentales de bautizos y matrimonio no son muy esclarecedores en cuanto al número de libertos, pero nos permiten sacar y si acaso aventurar algunas conclusiones. Muchos libertos al recibir alguno de los sacramentos no nos consignan su origen y cuando lo hacen, abandonan el término negro para autodenominarse moreno.

Del conjunto de bautizados en el siglo en la isla de Gran Canaria, sólo aparecen 56 hijos de libertos, por una o ambas partes, cuyo índice no es nada relevante, pues no llega ni a un 1 %(17 (LOBO CABRERA, M.: Los libertos en la sociedad canaria del siglo XVI, Sta. Cruz Tenerife, 1983, p. 47).

Para ubicar la investigación realizada, el autor incluye la nota al pie «(17) Estos datos los hemos hallado de la consulta de los siguientes Archivos parroquiales: El Sagrario de Las Palmas, Telde, La Vega, Guía, Gáldar y Arucas. Libros de bautizos». 

También se daba la doble situación, donde el varón era liberto, porta el apellido "Moreno" y desde su condición de hombre libre contrae matrimonio con una esclava: «... por los matrimonios de Juan Moreno, labrador, con Ana Suárez, esclava del alférez Luis Castrillo» (LOBO CABRERA, M. Y OTROS: La "otra" población. Expósitos, ilegítimos, esclavos ..., Las Palmas de GC, 1993, p. 127).

Desde la creación de la parroquia de San Juan Bautista de Arucas en 1515 se realizaron por los vecinos donaciones de casas y tierras para el sostenimiento de la Fábrica de la Parroquia, en contraprestación de misas anuales por sus "ánimas" a su fallecimiento. Estos bienes eran dados en arrendamiento a vecinos que tenían que pagar anualmente el "tributo" establecido. Hubo otros bienes que fueron donados con iguales fines a las distintas cofradías que existieron en la parroquia. De los casos que hemos conocido, algunas de esas casas donadas en los primeros tiempos pudieron estar en el entorno de este sector de transito pre-urbano y algunas en El Cerrillo, dado que sí sabemos con certeza documental que muchas de las situadas en el entorno de la ermita de san Juan estaban adscritas a las capellanías de Juan Mateo de Castro, donde también se menciona tan sólo la cueva o casa-canaria del presbítero Manuel Cayrasco.

Entre estas aparece un caso de tributos pagados que pudiera guardar aparente relación con este lugar. En la liquidación de cuentas que el mayordomo de la fábrica parroquial Antonio Díaz realiza a finales de 1625 al visitador Matamala, se reconocen nuevos tributos y alquileres, entre los que se incluyen: «30 reales que paga Rodrigo Moreno y Juan Hernández sobre unas casas en que viven», mayordomo eclesiástico que también volverá a realizar otra liquidación de cuentas el 8 de julio de 1629, esta vez ante el provisor Luis de Toral, y de nuevo incluye «2 tostones que paga Rodrigo Moreno sobre unas casas en que vive», quien sigue pagando tributos por estas casas en las liquidaciones que hasta 1643 hace el mayordomo y párroco Juan Pérez Ojeda, y en las que realiza el mayordomo Andrés González en 1654.

Llama la atención que entre estas fechas de 1649-1650, ejercen de mayordomo y sacristán por primera vez dos jóvenes clérigos, Juan Almeida Trujillo y Pedro López Travieso, quienes declaran como tributario de las casas a Rosario Moreno en las cuentas que liquidan ante el provisor Marcos de León Tamariz, quien nombró de nuevo mayordomo a un seglar, el capitán Domingo Suárez  (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 105-130). La nombrada pudiera ser familiar de Rodrigo Moreno, y que los nobeles presbíteros registraron erróneamente a nombre de quien entrega los reales, y no del titular de los tributos. Si así fuera, el arriendo de la misma casa durante 25 años, es período más que suficiente para que en aquellos tiempos su estancia cree un topónimo.

Siglos después, tenemos documentada la pervivencia del apellido en Arucas, cuando en las cuentas que liquida en 1804 el mayordomo de la Fábrica Parroquial de San Juan y alcalde ordinario de Arucas Victor Lorenzo Diaz se incluye «Por 232 maravedies que pagó en el año 1799 a don Joaquín Moreno alguacil mayor de la iglesia, por citación de peritos para el reconocimiento de la acequia»  (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 375).

En todo caso, y al margen de la persona que siendo estante en el lugar por su apellido o apodo pudo crear el topónimo con el que se conoce la calle, queda acreditada la gran importancia que la misma tuvo en siglos pasados como necesaria vía de comunicación entre dos distintas zonas de Arucas.






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Fuente: "Calles con historia como Penny Lane", Parte Tercera de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital 2012 - MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense




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